- No siempre somos conscientes de cómo presentamos a nuestros personajes.
- Nunca está de más hacer un poco de autocrítica a la hora de preparar una novela.
Nunca he sido muy fan del Test de Bechdel, en el que se citan algunas normas para saber si una novela es machista o no. La verdad es que siempre he entendido el test como una guía más que como una norma absoluta, ya que me interesa más un primer nivel de verosimilitud en la narración que una aplicación de las normas para “pasar el corte”. Pero la verdad es que al final uno se encuentra con muchas novelas en las que las mujeres son meros fantasmas, comparsas con roles arquetípicos, y en el fondo siempre me queda la inquietud de cometer esos mismos errores. ¿Y vosotros?
La mitad de la humanidad está compuesta por mujeres (más o menos) así que la próxima vez que te sientes a escribir, ten eso en cuenta. Si sólo le das voz a dos mujeres y a ocho hombres, es que algo falla en tu historia. No digo que por circunstancias de la narración esto no pueda ser así (si es, pues no pasa nada), pero no es normal. Allá donde vayas tiene que haber mujeres, al igual que hay hombres.
Tampoco hace falta que todas las mujeres sean intrépidas y valerosas, independientes o duras. No, al igual que los personajes masculinos los femeninos pueden presentar toda una gran variedad de registros. Si puedes, trata de escapar de los roles tradicionales de madre o prostituta, los dos más usados en la historia de la literatura. Dales vida propia, con sus propios problemas e intereses.
Otra cuestión más, y aquí estoy muy de acuerdo con el test de Bechdel, es que si sacas personajes femeninos, por favor, dales nombre. No hay nada que haga más daño a los ojos que ver todo el rato “la madre de” o “la novia de”. Así lo único que haces es definir a alguien por su relación con otro personaje. Poco interesante, la verdad.
Eso sí, no tengas problemas en presentar todo el espectro de posibilidades en cuanto a un personaje femenino, incluyendo los negativos. La maldad, la envidia, la crueldad… son rasgos que también son propios de la mujer. Hace años que no me encuentro una villana como toca, parece que ser malo, por puro egoísmo, es patrimonio de los hombres.
Además, y esto es algo extra, pero en lo que también hay que trabajar: ¿hay personajes gays, bisexuales o trans en tu novela? No digo que tengan que aparecer, pero si no lo hacen, ¿es por alguna razón? A veces caemos en el patrón normativo (blanco, hombre, heterosexual) y perdemos de vista la realidad que hay ahí fuera.
Así pues, si estás trabajando en una novela nunca está de más que mires qué papel le has dado a las mujeres que aparecen. Deja a un lado ensoñaciones y enamoramientos y trata de presentar toda la gama de sentimientos y necesidades que un ser humano es capaz de desplegar. Sigue el patrón de la historia que quieras narrar, por supuesto, pero si no caes en lugares comunes tu texto mejorará muchísimo.