El escritor sueco Stieg Larsson entró en el Olimpo de los escritores con leyenda por la puerta grande: al poco de entregar La reina en el palacio de las corrientes de aire, el tercer y último libro que cerraba la trilogía Millenium, sufrió un ataque al corazón y murió, antes incluso de ver publicada su primera obra.
Larsson era periodista especializado en grupos neonazis y mantuvo en secreto su afición por la literatura durante años. Ni él mismo se esperaba el gran éxito -por ahora lleva más de ocho millones de libros vendidos- que iban a cosechar sus novelas. Es una lástima que ya no pueda disfrutar del reconocimiento que merece.
Con Los hombres que no amaban a las mujeres, Editorial Destino [2008], Larsson nos enseña un mundo sórdido, seco, propio de ese helado norte al que pertenecía. Un mundo dentro de otro mundo lleno de intrigas, suciedad y crudeza para componer una novela negra apasionante y que deja con ganas de más.
Por fortuna, ya tenemos en el mercado -que se lo digan a los libreros estas navidades- La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, donde Larsson retoma con buen pulso una historia con personajes de primera categoría. El mundo periodístico, en el que trabajó durante tantos años aparece reflejado también con todas sus miserias. De nuevo, la novela engancha pese a ser un relato descarnado y duro de leer.
A la espera de la última entrega que dará por concluida la trilogía, punto y final entonces de toda la obra de Larsson, nos llega la noticia del próximo estreno de una película basada en el primer libro cuyo estreno está previsto para Febrero del 2009. Además, ya está en rodaje una serie de televisión que adaptará la historia de Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, aunque no hay fechas de estreno.
Un éxito que sólo puede servir como reconocimiento póstumo a un gran escritor, y cuyas obras quedarán como recuerdo de hasta dónde habría podido llegar.
Stieg Larsson