- Abrisketa debuta en la novela con una novela reflejo de su propia familia.
- Trata de una manera especial el drama de la Guerra Civil y el exilio.
Martín Abrisketa debuta en la novela con La lengua de los secretos, tras trabajar durante varios años dentro del mundo del periodismo y la escritura de guiones. Su experiencia tras la cámara le ha otorgado una mirada personal que ha aprovechado en el momento que la historia de La lengua de los secretos quiso salir a la luz.
Abrisketa trata una historia familiar y nos traslada a un pequeño pueblo del País Vasco, Arrigorriaga, un lugar fuera del tiempo donde el mundo era pequeño y los mayores problemas venían de cuidar tranquilamente el ganado. Con la llegada de la Guerra Civil ese mundo se derrumba y cuatro niños deben huir desde el caserío donde viven hasta llegar a Santander, y de ahí a un pequeño pueblo francés. Esta no es una historia cualquiera, ya que uno de esos niños era el padre del autor, y los otros tres, sus tíos.
Según su sinopsis:
Martintxo nació en un queso: su Arrigorriaga natal estaba perforada por las minas que llevaron a tanta gente a trabajar a una tierra donde sus habitantes aún cuidaban vacas y hablaban «la lengua de los secretos». Siendo aún niño, ve también cómo la guerra perfora su pueblo con las bombas de los pilotos alemanes. Tras separarse de sus padres, debe ponerse al frente de sus tres hermanos y huir de la devastación; primero a Santander y más adelante a un pueblecito de los Alpes franceses, ya como «niños de guerra».
La lengua de los secretos es una novela conmovedora y a la vez mágica, capaz de envolvernos en la sensibilidad de un niño travieso y muy valiente, que se ve obligado a proteger a sus hermanos y a luchar contra la barbarie de la guerra con la imaginación y los sueños como única arma.
Abrisketa juega con la visión del niño y su gran imaginación a través de la cual vive los momentos más duros de la guerra, creyéndose el Peter Pan de los niños perdidos. Además, también nos cuenta la relación entre el autor y su padre tratando de construir, hilvanar, esta historia perdida que, en el fondo, está cargada de un dolor que permanecía en silencio.
Bernardo Atxaga ha dicho de La lengua de los secretos:
Es una hermosa mezcla de dos mundos: por un lado, el de la guerra civil española, con sucesos y escenarios que fueron narrados en su día por el cronista del Times en el País Vasco, George L. Steer; por otro, el de unos niños que parecen vivir tan locamente como Peter Pan. La forma de contar es deliciosa, y los episodios avanzan como llevados por una brisa. Los registros van cambiando, y hay humor, hay melancolía, hay poesía. De vez en cuando, el autor interviene de forma directa en su propio relato, y explica su razón de ser. La lengua de los secretos es una novela fuera de serie.
Sin duda, un lanzamiento editorial muy interesante, una novela sobre la memoria de la Guerra Civil, escrita desde el punto de vista de la generación nacida a finales de los 60 y principios de los 70, una manera de recuperar ya no la historia de los padres, sino de los abuelos, una relación diferente con el pasado para una misma crónica.
La lengua de los secretos