- Shakespeare utilizó uno de los personajes de El Quijote en sus textos
- La obra se perdió tras sus primeras representaciones a cargo de la compañía King’s Men
El irlandés Thomas Shelton publicó en 1612 la traducción al inglés de la primera parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Shelton había estudiado en Salamanca y tradujo la obra de Cervantes a partir de las ediciones que se habían publicado en Flandes. No era la versión revisada, que llegó junto a su trabajo sobre la segunda parte en 1620. Así pues, Shakespeare tuvo acceso al texto junto a uno de sus colaboradores, el dramaturgo John Fletcher, y juntos decidieron escribir una obra con uno de los secundarios de El Quijote como protagonista.
Mi nombre es Cardenio, mi patria una ciudad de las mejores de esta Andalucía, mi linaje noble, mis padres ricos, mi desventura tanta, que la deben de haber llorado mis padres y sentido mi linaje, sin poderla aliviar con su riqueza, que para remediar desdichas del cielo poco suelen valer los bienes de fortuna.
Cardenio aparece en el capítulo XXIV de El Quijote, Donde se prosigue la aventura de Sierra Morena. En él nos cuenta la historia de este desdichado, que presa del amor por la hermosa Luscinda, vaga errante por la sierra, acompañado únicamente por su locura. Cardenio les relata a Don Quijote y a Sancho su historia, pero acaban por pelearse debido a que Cardenio critica parte del Amadís de Gaula, el libro preferido del hidalgo.
Shakespeare y Fletcher encontraron la historia de Cardenio interesante, tanto como para dedicarle una obra completa, La historia de Cardenio, que se estrenó en 1613. La autoría se les atribuye en el registro de 1653, pero poco o nada se sabe del contenido de la obra, hoy en día perdida, aparte de su origen cervantino. De hecho, Fletcher basó alguna más de sus obras en textos de Cervantes, lo que da cierta verosimilitud a la historia.
En 1727, el autor Lewis Theobald afirmó haber basado su obra Double Falshood en textos inéditos de Shakespeare, entre los que se encontraba La historia de Cardenio. Pese a la coincidencia argumental, a día de hoy se desconoce el paradero de esos originales que decía poseer.
Si estáis más interesados en este curioso misterio literario, os recomiendo la obra de Roger Chartier, Cardenio entre Cervantes y Shakespeare, de la editorial Gedisa, imprescindible para todos los aficionados a la obra de los dos grandes autores.