Abandonadas, selváticas, misteriosas, desconocidas, llenas de secretos… las islas tienen algo de especial que fascina a escritores y lectores. A lo largo de la historia de la literatura son miles las historias que se han ambientado en uno de estos singulares parajes, desde los autores griegos a la literatura contemporánea. Algo deben tener las islas cuando, en ocasiones, hasta se les atribuye personalidad propia. Hoy en Lecturalia repasaremos algunas de las más conocidas.
Lo mejor es comenzar por los clásicos. Según Homero La bella y poderosa Circe gobernaba en la isla de Eea, donde Odiseo hizo una parada en su larga vuelta a casa. Circe convirtió a la mitad de su tripulación en cerdos, pero cuando no pudo hacerlo con el héroe griego -que contaba con la ayuda de Hermes- se enamoró de él, ayudándolo en su viaje. Eso sí, después de que se quedara un año con ella, disfrutando de las playas del Egeo. Esta historia fue continuada por otros autores griegos, como Hesíodo o Dionisio de Halicarnaso, con la presencia de los hijos de Odiseo y Circe.
Otra isla clásica es la Atlántida. Las primeras menciones podemos encontrarlas en Platón, donde describe una gigantesca isla de gran poder militar, desaparecida tras un violento maremoto. El mito de la Atlántida se mantuvo presente hasta que a mediados del XIX tuvo un resurgimiento romántico y hoy en día forma parte de la cultura popular dedicada a lo oculto y misterioso.
Ávalon sería otra de esas míticas islas mágicas, nacida de la mitología celta y fundamental en el desarrollo de las leyendas artúricas. Lugar donde residen las reinas de las hadas y al que Morgana llevó al Rey Arturo, moribundo tras su batalla con Mordred. La ubicación de este lugar se ha discutido durante siglos, pasando de Glastonbury a Cumberland o incluso, según Graves, Mallorca.
Demos un salto hasta Shakespeare. Su isla más famosa no tiene nombre, es en la que se desarrolla La tempestad. Una isla, casi un islote, donde Próspero vive con su hija Miranda y el salvaje Calibán. Es una de las primeras historias donde la propia isla es un elemento fundamental en la narración.
Si hay una isla famosa en la literatura, esa es La isla del Tesoro, nacida de la imaginación de Robert Louis Stevenson. Basada en retazos de historia y de leyendas marítimas, la Isla del Tesoro es una mezcla de todos esos escondrijos de piratas en las Islas Vírgenes, donde enterraban cofres y abandonaban a los traidores.
H. G. Wells también inventó una isla fabulosa, y también sin nombre, en su novela de 1896 La isla del Doctor Moreau. Excusa para abordar los límites de la experimentación con animales y sus posibles futuros, lo cierto es que de nuevo el aislamiento que otorga una isla se vuelve fundamental para contar este clásico de la ciencia ficción.
Y hasta aquí nuestro primer listado de islas literarias. En los próximos días os traeremos algunas de las más conocidas de los últimos años. ¡Estad atentos! Os esperamos, como siempre, en los comentarios.