A veces, por un motivo o por otro, nos encontramos algunos manuscritos sin acabar, obra de algunos de los más importantes autores de la historia. A algunos les sobrevino la muerte antes de terminar su obra, otros, sencillamente, dejaron de lado la escritura sin mayor explicación. Algunos de esos libros han acabado siendo publicados -pese a no ser finalizados por sus autores- e incluso se han dado casos en que otros escritores han sido llamados a darles un final.
Hoy en Lecturalia os hablaremos de algunos de los libros sin terminar más conocidos y algunas de las circunstancias que rodearon su historia.
Los 120 días de Sodoma fue escrito por el Marqués de Sade durante su encierro en La Bastilla, apenas en unas páginas finísimas y con una letra diminuta, lo que viene a confirmar las dificultades del marqués al escribir la novela. No sabemos si Sade decidió continuar los capítulos apenas esbozados al final de la trama, ya que su hijo Claude-Armand quemó todos los manuscritos inéditos tras la muerte de su padre.
El misterio de Edwin Drood fue la última novela de Charles Dickens que se publicó, como era habitual, en forma de entregas mensuales. Sin embargo, la repentina muerte de Dickens llegó cuando sólo se habían publicado seis de las doce partes previstas. Las teorías sobre la resolución del misterio en cuestión se vienen discutiendo desde 1870.
La torre de marfil, de Henry James, quedó inacabada en 1917. James pretendía hablar de la codicia y rapacidad de la sociedad americana de la época, desde el privilegiado punto de vista que le permitía su exilio voluntario en Europa. La torre de marfil estuvo inédita en castellano hasta 2003.
El castillo, de Franz Kafka es una de las novelas más conocidas del autor checo y que no llegó a terminar, aunque no se sabe si debido a la tuberculosis que acabó con su vida o bien por no estar satisfecho con su obra. Esto era una constante para Kafka, que pidió a Max Brod que quemara sus textos tras su muerte, algo que, por suerte, no llegó a suceder. De hecho, El proceso, otra de sus grandes historias, tampoco está terminada.
Otra novela que debería haber sido destruida, pero que sobrevivió a los deseos de su autor, fue El original de Laura, de Vladimir Nabokov. Esta primera versión, el embrión de lo que Nabokov quería mostrar, tardó más de treinta años en ver la luz, tiempo en el que su esposa guardó el manuscrito sin saber bien qué hacer con él.
Los sinsabores del verdadero policía, de Roberto Bolaño, tampoco está terminada por completo. La temprana muerte del autor chileno le impidió dar el punto final a esta obra que se publicó de manera póstuma. De Bolaño se han llegado a publicar de esta manera hasta tres libros.
¿Qué os parece? ¿Son interesantes estos textos sin acabar o revisar? Desde luego, hay autores que jamás habrían permitido mostrar así sus obras, pero, como lectores, ¿podemos resistir la tentación de hacernos con ellos? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.