Si tuviéramos que elegir a un detective privado de entre los cientos que aparecieron durante la época dorada de la literatura negra en los años 30 y 40 del siglo XX, sin duda Philip Marlowe estaría ahí, en la terna final, quizá junto a Sam Spade o Mike Hammer.
Marlowe fue la creación definitiva del escritor y guionista norteamericano Raymond Chandler, maestro de maestros del género negro y autor de algunas de las novelas más recordadas de su época, como El sueño eterno o El largo adiós. Marlowe destacó por sus frases cínicas, su resistencia al alcohol, su peculiar código moral y su discurso interior. Interpretado en el cine por Humphrey Bogart, Elliott Gould o Robert Mitchum, Marlowe hizo su última aparición en la novela Playback (1958).
Pues bien, como encargo de los herederos de Chandler, Marlowe va a ser revivido de una manera oficial, como ya lo han hecho otros personajes como Sherlock Holmes o Poirot, a manos de uno de los mejores estilistas de la pluma criminal: Benjamin Black, seudónimo de John Banville para sus libros de género.
La novela en cuestión es La rubia de ojos negros, que saldrá a final de febrero en Alfaguara, y cuya sinopsis es la siguiente:
La historia está ambientada en la década de los cincuenta. Philip Marlowe se siente tan inquieto y solo como siempre y el negocio vive sus horas bajas, cuando irrumpe en su despacho una nueva clienta: joven, rubia, hermosa y elegantemente vestida, pretende que Marlowe encuentre a un antiguo amante, un hombre llamado Nico Peterson. Tras ponerse manos a la obra, Marlowe pronto descubre que la desaparición de Peterson no es más que el primero de una serie de sucesos desconcertantes. Antes de que se dé cuenta, Marlowe se verá enredado con una de las familias más ricas de Bay City y podrá comprobar lo lejos que están dispuestos a llegar con tal de proteger su fortuna…
¿Qué os parece la elección? ¿Estará a la altura de Chandler? Últimamente se están recuperando muchos personajes tras la desaparición de sus autores, ¿os parece una buena práctica?
Os esperamos, como siempre, en los comentarios.