Shiro Hamao fue uno de los pioneros del género negro en Japón, debutando a finales de los años 20 y dando un paso más allá de los tradicionales relatos criminales y de misterio que había introducido y popularizado Kido Okamoto.
El discípulo del diablo, publicado por Satori, nos presenta sus dos primeros relatos, el primero, que da nombre al volumen, y el segundo, ¿Fue él quien los mató?, fueron publicados en la revista Shin-Seinen y lograron un gran éxito de público. Por desgracia, Hamao murió en 1935 a causa de un derrame cerebral, dejando una escasa carrera literaria de sólo seis años.
Hamao había trabajado como fiscal de distrito en la ciudad de Tokio durante cuatro años, lo que le proporcionó material de primera mano para sus historias. Además, su labor investigadora destacó por su interés en la psicología criminal, algo que queda patente en estas dos historias cortas.
En El discípulo del diablo asistimos al mismo tiempo a una confesión y una acusación, un verdadero alegato de alguien que se sabe a todas luces un criminal. Hamao explora las relaciones homosexuales, el abuso de drogas y la infidelidad en un relato que nos muestra cómo es el Japón que empieza a recibir la influencia occidental de pleno. Para ser un relato de 1939 se nota que quiere ir un paso más allá -sobre todo en el tema de la homosexualidad- pero lo bordea con cuidado.
En ¿Fue él quien los mató? Hamao usa a la vez un esquema detectivesco clásico -el del asesinato a puerta cerrada- mezclado con una investigación que nos lleva a un complejo nudo de secretos e infidelidad. Resulta muy interesante conocer el sistema judicial japonés de la época y cómo trabajaban fiscales y abogados. Brillante.
En resumen, El discípulo del diablo es un libro interesante para todos aquellos aficionados a la literatura negra de principios de siglo, cuyo mayor aporte resulta ver el filtro y la visión de la cultura japonesa sobre unas historias que nos recuerdan a los inicios del género en Estados Unidos y Europa.
El discípulo del diablo