Escritores carcelarios

Por uno u otro motivo, son muchos los escritores que han dado con sus huesos en la cárcel. Los ejemplos están ahí y son conocidos por todos: Oscar Wilde escribió su largo lamento, el De profundis, encerrado por su homosexualidad. El Quijote tiene partes escritas durante la prisión de Cervantes en Argel y el Marqués de Sade escribió Justine -entre otras cosas- en una de sus numerosas visitas a la cárcel. También tenemos los Cantos de Ezra Pound o el Cancionero y romancero de ausencias de Miguel Hernández. Todos ellos libros y autores más que conocidos.

Pero, ¿qué hay de aquellos libros escritos en la cárcel por ser unos verdaderos y auténticos delincuentes? Aquellos que descubrieron la pasión por las letras encerrados tras las rejas de una prisión no son tantos como parecen, pero existen; sus obras, además, son muy interesantes.

Uno de los autores más conocidos, si hablamos de autores presidiarios, es Jean Genet. Poeta, novelista, ladrón, vagabundo y chapero, Genet entró y salió de la cárcel numerosas veces en los años 30 y 40, tiempo en el que escribió una de sus obras más conocidas: Santa María de las Flores. Hay que tener en cuenta que si no llega a ser por Sartre o Cocteau, es probable que Genet hubiera acabado condenado a cadena perpetua.

Albertine Sarrazin nació en una familia acomodada, pero pronto comenzó a dar muestras de una conducta muy diferente a la que se esperaba de ella. Pasó por el reformatorio y la cárcel en varias ocasiones, donde escribió sus dos novelas más conocidas: El astrágalo y La fuga. Por desgracia, el brillo de Sarrazin se acabó a los 29 años por una serie de errores médicos y un alcoholismo sin freno.

Edward Bunker era un verdadero criminal con todas las letras: culpable de robo, narcotráfico o falsificación, pasó en la cárcel varios años, durante los cuales, además de tratar de fugarse, comenzó a escribir la que sería su primera novela: No hay bestia tan feroz, que fue adaptada al cine. Bunker se recicló como escritor, actor y guionista. Como curiosidad, fue el Señor Azul en Reservoir Dogs.

Hoy en día uno de los premios de relatos más prestigiosos de Estados Unidos es el O. Henry, como homenaje al escritor William Sydney Porter, que publicaba bajo ese seudónimo. Lo que poca gente conoce es que O. Henry tenía una particular afición por la estafa bancaria, que le llevó a pasar cinco años en prisión, y varios en el exilio, durante los cuales su producción de relatos aumentó para tratar de mantener a su hija. Pese al éxito de estos cuentos, O. Henry murió en la pobreza pocos años después de salir de la cárcel.

Estos son algunos de los escritores que han iniciado, o mejorado, su carrera literaria tras las rejas. ¿Conocéis alguno más? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.