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La batalla de las opiniones: Autores y lectores en las redes sociales

AutorAlfredo Álamo el 17 de octubre de 2013 en Opinión

Autores y lectores

Ya hemos hablado en alguna ocasión de cómo las redes sociales logran por un lado una mayor comunicación entre lectores y autores y, por otro, que ese encuentro tan deseado muchas veces toma caminos no del todo esperados por ninguna de las partes.

A medida que avanza la implantación global de Facebook o Twitter parece casi imposible que los autores escapen a tener un perfil activo en una u otra de las redes sociales (incluyendo las literarias, como Goodreads o Lecturalia). Aunque para muchos no lo parezca, los escritores son gente como cualquier otra, con sus filias, sus fobias, sus salidas de tono y sus propios problemas. No todos están acostumbrados a comportarse como una figura pública ya que, tradicionalmente, el escritor siempre ha gozado de una privacidad extra y, por qué no decirlo, un cierto misticismo reverencial a su alrededor.

La cercanía que producen las redes sociales puede dar como resultado auténticos desencuentros entre un autor y sus lectores, sobre todo por parte de aquellos que no aceptan las críticas negativas con el estoicismo que se les supone. Hay que dejar claro que las guerras entre críticos y autores son viejas como el tiempo, pero ahora, con el boom de los autores autoeditados y la facilidad para que cualquiera pueda dejar su opinión pública en un foro muy visitado, vivimos tiempos confusos. Todo escritor debería recordar que es él quién puede, o no, dar validez e importancia a un comentario.

Leo en Salon.com que a raíz de una mala crítica se lía un verdadero cruce de insultos y recontracríticas en Goodreads por parte de un autor y un lector -a quién no le gustó su obra-, además, claro, de todos los amigos de ambos que acudieron a enzarzarse en la discusión. Pero no hace falta irse tan lejos, ya que en los últimos meses han proliferado las discusiones entre bloggers y autores en castellano, criticando libros, criticando las críticas y criticando las críticas de las críticas en un bucle pueril y sin sentido.

A mi juicio, creo que el problema está en el lado de los escritores. Las malas críticas son inevitables y por mucho que nos busquemos en Google y entremos en todas las páginas donde se nombra nuestro libro, no hay que obsesionarse por dar réplicas o tirar de ironía sangrante sobre los lectores. No hay que ser tan inseguro para pensar que tu carrera se acaba porque a un lector con blog no le haya gustado tu novela, ni se puede ir señalando que si no le ha gustado es porque no la ha entendido bien. Lo mejor es tomar nota de lo que dicen y tenerlo en cuenta -o no- para la próxima. En cualquier caso, toda participación debe ser constructiva.

Ahora bien, esto tampoco quiere decir que uno se quede callado en el momento en que la crítica a una novela, un texto, pase a mayores y se entre en el terreno personal. Ahí ya la línea es difusa con respecto a lo que hacer, si contestar, si darlo a conocer; sinceramente, creo que la mejor venganza que puede tomarse un escritor con alguien que le cae mal es retratarlo en su próximo libro.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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