Ballard es uno de los autores de la ciencia ficción escrita en los años 70 que mejor han proyectado la situación actual en la que se mueve nuestra sociedad. Sombrío e inteligente, sus novelas son una lectura necesaria y ya han sido varias las que se han llevado al cine, como Crash o La exhibición de atrocidades, además, claro, de sus memorias, que Spielberg bordó en El imperio del Sol.
En esta ocasión hablamos de Rascacielos (High End) (1975), la historia de un edificio que representa un reflejo social: cuanto más alto vives, mejor te crees; desde los pisos más bajos, ocupados por clase media, hasta el ático donde vive el arquitecto, creador del edificio. La convivencia entre pisos se va complicando a medida que el propio rascacielos deja de funcionar poco a poco… basura, hambre, sed… la civilizada estructura se derrumba deprisa mostrando la verdadera naturaleza animal del ser humano. Todo eso, además, sin dejar de mostrar la fachada exterior, donde nada malo puede pasar en el edificio.
No es una de las obras más conocidas de Ballard, ni de las mejores, me atrevería a decir, pero presenta una buena base para rodar una adaptación de presupuesto ajustado. La historia puede llegar a ser impactante si consiguen un guión adecuado al tiempo presente. La desigualdad social nunca ha estado más presente en la sociedad contemporánea, así como la progresiva decadencia de la clase media.
El director elegido para esta tarea es Ben Wheatley, que quizá algunos conozcáis de su película Kill List, que no estuvo del todo mal, y que viene de rodar una cinta que podríamos llamar experimental en A Field in England. También es guionista y se ha documentado bien gracias al archivo que se mantiene sobre la obra de Ballard. Esta es la tercera ocasión en la que se intenta llevar Rascacielos al cine, esperemos que sea la definitiva.
James Graham Ballard