Para quienes no conozcan el acrónimo, BEF pertenece al autor mexicano Bernardo Fernández, conocido tanto por su obra dedicada al género negro como a la ciencia ficción, así como por su trabajo en el mundo del cómic.
Ojos de lagarto, la obra que hoy nos ocupa, es una novela escrita de manera episódica, con un elemento principal –¿existen los dragones?– y varias historias que se entrecruzan a lo largo que se desarrolla la narración. Nos encontraríamos, pues, ante varios cuentos largos engarzados entre sí, pero que logran convertirse, gracias al acierto del autor, en una novela dinámica y divertida.
¿Qué nos podemos encontrar en Ojos de lagarto? Bien, BEF toma elementos de la criptozoología -ya saben, esa pseudociencia que estudia la biología de seres mitológicos o legendarios-, en un momento como el final del siglo XIX y principios del XX, en el que la exploración de espacios salvajes hasta entonces desconocidos daba como resultado el hallazgo de nuevas especies animales. De ese modo introduce la posibilidad de la existencia del dragón como un animal real… algo que mezcla entonces con leyendas orientales y la emigración china hacia Estados Unidos y México durante la construcción del ferrocarril.
BEF escribe, pero dibuja un cómic. Ojos de lagarto es una novela visual, rápida, con personajes muy bien definidos y que proporciona un buen rato al lector en busca de una historia divertida, inteligente y con el grado justo de detalle para lograr una inmersión total en la trama. Recomendada para aquellos que disfrutan con las historias de aventuras, sean fantásticas o no, con regusto a novela pulp.
¿Algo negativo? Es evidente que al buscar el artificio y el espectáculo como lo hace BEF, al presentarnos ese mundo a base de cuentos y personajes ya definidos, la narración carece de mayor profundidad y los personajes permanecen estáticos. Algo que, sinceramente, no importa lo más mínimo puesto que el estilo y el planteamiento de la obra cumplen al cien por cien con su objetivo: hacer disfrutar al lector.
Bef
Ojos de lagarto