Seguimos con nuestra serie de finales menos queridos o directamente, odiosos. Os recordamos que hay que tener cuidado con los spoilers.
–El ocho, de Katherine Neville. No hubo muchos lectores que se quedaran satisfechos con la conclusión de esta novela, que muchos han definido como una versión quiero y no puedo de las mejores obras de intriga de Umberto Eco. Mucho antes de que apareciera El Código da Vinci, Neville ya estaba escribiendo sobre conspiraciones a lo largo de la historia, todo en relación a un misterioso juego de ajedrez. Parece ser que su final, un tanto abierto, no terminaba de resolver las grandes preguntas de la novela, y que parecía destinado a tener una secuela que, efectivamente, llegó, si bien no apareció hasta veinte años más tarde (2008). Por lo que hemos podido averiguar, esta tampoco termina de resolver muchas de las cuestiones de la primera novela, y queda también abierta a una nueva entrega, que podría estar escribiendo Neville en estos momentos. Según la autora, fue su editor quien decidió que las piezas del extraordinario ajedrez de Montglane se enterraran al final de El ocho, en vez de destruirse, por si surgía una continuación a la historia, una resolución que no terminó de convencer a muchos fans del libro.
–El Club Dumas, de Arturo Pérez-Reverte. Aunque a nivel personal disfruté bastante del giro final de esta obra de Pérez-Reverte, por no hablar del juego que mantiene con el lector al utilizar dos tramas paralelas, para algunos lectores fue un final muy confuso y decepcionante, ya fuera porque esperaban una resolución más sencilla, que atara todos los cabos sueltos, o porque el elemento sobrenatural presente no fuera precisamente el esperado.
–Romeo y Julieta. En la mejor línea del teatro trágico, Shakespeare le dio una muerte de lo más patética y frustrante a sus dos amantes de Verona, víctimas tanto de dos familias enfrentadas como de su propia estupidez. Hay que admitir, desde luego, que su plan maestro para escapar de los suyos y poder vivir a sus anchas un amor prohibido tenía unas cuantas lagunas. En este sentido también se lleva una mención La Celestina, con premio de honor para la absurda caída de Calixto de una escalera.
–El Señor de los anillos. Mucha tinta se ha vertido a la hora de hablar del final de la obra magna de Tolkien; y mucha de esta ha sido muy negativa. Es difícil de asimilar que, después de tanto sufrimiento, tribulación y sacrificio, los personajes que han salvado a la Tierra Media no encuentren más que frialdad y problemas en su tierra de origen; tanto, de hecho, que los más relevantes deciden marcharse del mismo mundo que creían haber redimido. Algunos críticos han atribuido esta decisión narrativa a la experiencia como veterano de guerra del propio autor: él sabía que el regreso a casa no siempre iba acompañado de vítores y laureles. Tolkien se atrevió a continuar su novela mucho más allá del final de la gran aventura; hay muchas más páginas después de la destrucción del anillo, que para muchos aficionados han resultado tediosas y anticlimáticas.
Así concluimos nuestra lista de algunos de los finales más criticados por parte tanto de lectores aficionados como por profesionales. ¿Cuáles nos hemos dejado olvidados? ¿Cuáles incluiríais vosotros? Una vez más, esperamos vuestra aportación en los comentarios.