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Los mandamientos del crítico responsable

AutorGabriella Campbell el 14 de septiembre de 2012 en Divulgación

Crítica literaria

En las últimas semanas parece que Internet se ha visto invadido de nuevo por uno de sus temas favoritos: la crítica literaria y su respuesta por parte de lectores y escritores. Mientras unos se preguntaban si los reseñadores y críticos, tanto profesionales como profanos, eran demasiado benévolos para con sus objetos de análisis (una conversación que se ha movido sobre todo por Twitter), otros se escandalizaban por una serie de reseñas particularmente crueles y mordaces publicadas en el New York Times acerca de unos libros de la autora Alix Ohlin. Aunque es indiscutible que este tipo de crítica ingeniosa y malévola, escrita para mayor gloria del reseñador, es tremendamente divertida, cabe preguntarse si es necesario tomar este tipo de postura ensañada con una persona a la que ni siquiera conocemos, que ha invertido (ya sea para bien o para mal) una gran cantidad de esfuerzo y tiempo en producir una obra literaria. En respuesta a esto, en el periódico británico The Guardian, el escritor y crítico J. Robert Lennon, que confesó arrepentirse de su propia reseña negativa (y un tanto maléfica) de Diario de invierno de Paul Auster, decidió compartir con el mundo las seis cosas que, a su juicio, uno debe tener en cuenta siempre a la hora de enfrentarse a la creación de un texto crítico:

1. Proporciona un contexto. Si tu opinión es negativa debes justificarla, y no hay mejor manera de hacerlo que en contraste con el resto de la producción literaria del escritor reseñado. Conoce a quien reseñas, sé coherente y explica por qué esta obra o texto no está a la altura. Para ello necesitarás tener todos los datos posibles de este escritor en conjunto, no solo como autor de una obra en concreto.

2. Sé humilde. Tu opinión es eso, tu opinión, y más allá de ciertos aspectos técnicos que se demuestran con mayor o menor facilidad, gran parte de tu reseña tendrá componentes subjetivos (si bien lo ideal sería que gozáramos de la mayor objetividad posible). Y las opiniones no siempre son correctas.

3. Si el escritor acaba de empezar a publicar, sé comprensivo. Recuerda cómo te sentiste cuando estabas en su lugar, si eres autor, o cuando empezaste a publicar reseñas, si eres crítico. Relee lo primero que publicaste. ¿Es perfecto, es genial? Probablemente no. Probablemente hay muchas cosas que te gustaría haber hecho mejor. Puedes señalar estos aspectos mejorables de la obra novel sin ser cruel con su autor. Concéntrate en buscar el potencial de este escritor, aquello que puede llegar a ser.

4. Nunca reseñes las obras de tus enemigos. Nunca. Esto va unido a otra regla de oro: Nunca reseñes a tus amigos. Las razones son obvias: tienes prejuicios, estás condicionado y esto se notará en tu crítica.

5. No seas un capullo (y aquí cito textualmente a Lennon). Si no tienes nada bueno que decir, no lo digas, pero tampoco te dediques a convertir tu desprecio hacia la obra que estás reseñando en una cruzada personal, ni pongas tu propio ingenio y talento por encima de tu objetivo, que debe ser proporcionar una valoración y análisis objetivo y útil de la obra.

6. Sé equilibrado. Intenta compensar los comentarios negativos con aportaciones positivas, y viceversa. Si sucumbes al odio, a la ira, al desdén, esto impregnará toda tu crítica y esta perderá su objetividad. Aunque haya poco positivo que decir de un texto, debes concederle también lugar en la crítica para que esta tenga cierto aspecto de imparcialidad.

Si eres tú el que ha recibido una mala reseña, consuélate pensando en que el crítico no ha sido objetivo y se ha dejado llevar por impulsos poco profesionales. Lennon aconseja que no le demos mayor importancia, al fin y al cabo todo el mundo olvidará esa reseña tarde o temprano. Si tu objetivo es crear buena literatura, un texto que perdure, piensa que tus lectores ideales ni siquiera habrán nacido todavía. O haz como Auster, que afirma que nunca lee las reseñas de sus libros, sean buenas o malas. Y si no puedes evitarlo y caes en la tentación de leerlas, y encuentras una crítica nefasta, recuerda cómo te sentiste la próxima vez que te toque a ti realizar la reseña. Sea como sea, se trata de pensar antes de abrir la boca (o poner las manos sobre el teclado).

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