Vladimir Makanin, nacido en 1937, desarrolló buena parte de su carrera como escritor durante el período soviético. Sus historias son realistas aunque ha llegado a escribir relatos de anticipación, no traducidos al castellano. Acantilado reúne en El prisionero del Cáucaso y otros relatos 4 cuentos de Makanin que nos permiten conocer mejor a un autor poco traducido en España.
Sus historias nos acercan a la realidad de su país, desde un punto de vista irónico y fatalista, tal y como podíamos esperar de un escritor realista ruso. Sus personajes se ven inmersos en situaciones que no controlan pero en las que desarrollan sus vidas como buenamente pueden.
En El prisionero del Caucaso, publicado en 1995, en la primera guerra de Chechenia un paso ha sido cortado por los rebeldes y no permiten avanzar a los camiones. Los soldados Rubajin y Vovka informan a su superior para que envíe ayuda pero éste, cómodamente instalado en la retaguardia, no ve la necesidad de ir perdiendo hombres para ayudar a unos camiones vacíos. Es entonces cuando Rubajin y Vovka se tropiezan con la solución: negociar con los rebeldes a cambio de un prisionero. El prisionero es, en realidad, rescatado por Rubajin, quien no tiene ninguna duda de lo que le espera al joven, muy atractivo, si lo deja en un campamento militar.
Rubajin tiene así una doble responsabilidad sobre el prisionero, ya que es quien lo ha atrapado y herido, y quien lo está protegiendo, sin poder evitar sentirse atraído por el joven, intentado establecer algún tipo de vínculo con él. Este relato se vincula con facilidad con una historia clásica en la literatura rusa desarrollada tanto por Pushkin como por Tolstoi con el mismo título con una destacable salvedad: en la historia clásica es el ruso el prisionero de los bárbaros orientales. Makanin realiza un corte de un momento concreto en una historia mayor, una ampliación del metraje que nos permite ver mejor los detalles, conocer a los personajes en su vida diaria, en un ejercicio de voyerismo que permite a Makanin contarnos la historia que quiere de manera superpuesta a otras historias.
En Un antilider, en cambio, sí seguimos la historia de Kurenkov a lo largo de diferentes períodos. Kurenkov es un hombre de carácter manso y dócil pero que se transforma en un ser violento ante lo que más odia: los triunfadores. Su mujer detecta enseguida cuando va a tener uno de sus ataques, y también sabe que acabará metiéndose en problemas graves.
La letra A es el inicio de una palabra que los prisioneros de un gulag siberiano están tallando. La palabra es un secreto, ni siquiera los prisioneros que se arriesgan a tallarla clandestinamente saben cual será la siguiente letra que irá formando esa palabra de tamaño gigantesco que se podrá ver perfectamente desde el campo de trabajo. Manakin nos muestra la descomposición del gulag con la caída de la Unión Soviética, la pérdida de la autoridad y como la ansiada libertad se transforma en una burla, lo que no deja de ser una metáfora cruda de la realidad del país.
Un cuento logrado de amor es uno de los mejores relatos que he leído en los últimos años. En él Makanin vuelve al desmoronamiento de la URSS a través de la historia de una pareja que tenían una buena vida con el régimen soviético, ella como censora y él como escritor, y que ven que con la caída de la dictadura todo cambia y no para mejor. Tartásov era un escritor de éxito que se ve relegado a tener que pedir favores para poder sobrevivir hasta que le surge la oportunidad de presentar un programa de televisión donde entrevista a personas del mundo de la cultura. Larisa, tras la caída del régimen, no encuentra trabajo en el mundo editorial, se acaba viendo abocada a trabajar de madame. Cuando eran jóvenes, durante el régimen, eran amantes, y tenían sueños y juventud y mucha ambición. Ahora solo tienen una realidad penosa de la que consiguen escapar gracias al sistema de Tartásov para recordar (viajar) el pasado, las angosturas. Es a través de estos viajes por las angosturas como Makanin nos cuenta la historia de los protagonistas, de la caída de la Unión Soviética. ¿Pueden ser dos cínicos protagonistas de una historia de amor?
Vladimir Makanin
El prisionero del Cáucaso y otros relatos