El blog Gav Reads (Gav lee) es uno de esos blogs de reseñas que atrae bastante visitas en el mundo anglosajón. Al igual que hacen en España muchos lectores ávidos que dedican su bitácora a opinar sobre los libros que han leído, el tal Gav reseña una gran cantidad de libros y obtiene, a cambio, un seguimiento fiel de personas interesadas en conocer su punto de vista. Para ello, como ocurre cada vez más también en nuestro país, muchas editoriales le envían servicio de prensa (es decir, libros gratis), para que los reseñe.
Gav ha intentado explicarle a su público por qué a él, y a otros blogueros similares, le cuesta mucho reseñar libros que no vengan directamente de una editorial, sino de la mano del escritor cuando ha editado su propio libro. Ha dado una serie de razones para justificar su política de no aceptar libros de ficción autoeditados, razones que, aunque perjudican a este tipo de escritor, tienen bastante sentido.
Una de las razones de peso de Gav es que, si bien con los servicios de prensa de editoriales uno puede sentirse libre de dar su valoración sin cortarse, esto es más difícil con el autor autoeditado. Como éste es, a la vez, escritor, editor y relaciones públicas de su obra, no hay ninguna editorial por medio que le pare un poco los pies o que actúe de intermediaria entre el escritor y el crítico. Así, son notorios los casos en los que los blogs de críticos se han visto invadidos por una oleada de mensajes ofensivos del autor cuyo libro no terminó de gustarle al bloguero.
Otra razón, vinculada a este aspecto más personal del libro autoeditado, es que si el bloguero no tiene posibilidad de leer la obra, se sentirá culpable por ello. Al recibir el libro directamente del autor, se crea un contacto directo (que además puede influir en la valoración del libro) muy diferente al establecido por una editorial. El bloguero será, además, consciente de que mientras que para una editorial el envío de un libro como servicio de prensa no le implicará un esfuerzo ni un gasto importante, para el escritor autoeditado, que pone cada ejemplar de su propio bolsillo, puede que sí, lo que crea en el bloguero una responsabilidad que no tiene para con otras obras de edición al uso.
De una manera más egoísta, el dueño de la bitácora sabe que reseñar un libro de un escritor autoeditado desconocido no va a atraer visitas a su página. Muchos blogueros, de hecho, solo reseñan libros muy populares, por el efecto rebote que puede tener dicha reseña (los que busquen información sobre el libro llegarán al blog, y si les gusta, se quedarán).
(Continúa en la segunda parte del artículo)