Desde hace un par de años se habla en voz alta de que ha llegado la época de la fantasía para adultos de la mano de autores como George R.R. Martin o Patrick Rothfuss, dejando de lado a numerosos autores que practicaban una literatura de lo fantástico, no sólo orientada a un público adulto, sino a uno exigente con lo que leía. Este es el caso de Bosque Mitago, de Robert Holdstock, un clásico de la narrativa fantástica moderna y que hay que reivindicar para evitar que caiga en el olvido.
Bosque Mitago es un libro que combina de manera magistral el elemento fantástico con la ambientación realista, sobre todo gracias a su inteligente uso a lo largo de toda la narración de mitos bien conocidos y enraizados en la cultura occidental. Holdstock crea un puzle maravilloso en el que va encajando tanto piezas «míticas» reales con las de su propia invención, convirtiendo por momentos el resultado en un cuadro que podemos llegar a aceptar gracias a una pátina de verosimilitud -escasa, pero suficiente- que va dejando caer desde el principio del libro.
Holdstock nos lleva de la mano gracias a los personajes, Steve Huxley es el narrador, junto a los diarios de Harry Keaton y George Huxley, haciéndonos creer en la fantasía de Bosque Mitago a medida que Steve va creyendo también en lo que se encuentra, un bosque en el que encontramos los mitos creados por el inconsciente colectivo de toda la raza humana, pero a través del filtro personal del explorador que se interna en sus profundidades. La historia que cuenta, otra leyenda más que añadir a las que habitan el bosque, se convierte en su propia fantasía dentro de la fantasía, un juego que, a mi juicio, le sale redondo.
Bosque Mitago nació como cuento, ganando premios como el BSFA en 1981 y el World Fantasy Award de 1982, premios que volvería a ganar en 1984 y 1985 con la versión novelada de la historia. Hay que decir que una de las grandes virtudes de Bosque Mitago es que cuenta una leyenda como pocas, con un lenguaje maravilloso -gracias a Cristina Macía por la traducción- en menos de 250 páginas, algo casi imposible de encontrar hoy en día, debido, casi seguro, a criterios editoriales.
Robert Holdstock
Bosque Mitago