Pocas novelas fantásticas han logrado un éxito tan rotundo y demoledor como El nombre del viento (2009) de Patrick Rothfuss que, con esa única carta de presentación, rompió el mercado en todo el mundo convirtiéndose en una verdadera estrella literaria de la noche a la mañana.
Aquí ya os hablamos de su meritoria ópera prima, y ahora, tras varios años de notable esfuerzo, dedicándose en exclusiva a la escritura, Rothfuss vuelve con un enorme libro que casi no le cabe debajo del brazo. Sus casi 1200 páginas, apretaditas, contienen 400.000 palabras, una barbaridad, y pronto han sido objeto del deseo en las librerías de medio mundo. Supongo que los que esperaban la versión en ebook del libro habrán reculado un poco por el precio; 19.95 euros en su versión española, apenas un par de euros más barato que en papel, pero bueno, qué sabremos nosotros de marketing editorial.
Centrémonos en el libro. El temor de un hombre sabio se presenta como el segundo día en la narración de Kvothe sobre sus memorias, mientras sigue con sus tareas habituales en la taberna que regenta. Al ser día de cosecha tiene poca clientela, lo que le deja tiempo suficiente para contarle a Cronista y a Bath sus aventuras justo donde las dejó en la primera jornada de narración. Kvothe sigue en la Universidad tratando de lograr su título de arcanista. Su situación se mantiene más o menos parecida, tiene los problemas con la misma gente, es amigo de la misma gente, sigue enamorado de la misma gente, aunque empieza, eso sí, a estudiar Nominación con Elodin. Tras varios encuentros y desencuentros, no os adelanto nada de los motivos, Kvothe viaja lejos, muy lejos, a más de mil quinientos kilómetros para dedicarse durante un par de bimestres a, en teoría, tocar el laúd. Como os podéis imaginar, nada le resulta tan sencillo y se ve envuelto en intrigas palaciegas, amorosas y, como no podría ser de otro modo, en una aventura que le llevará a un mundo completamente diferente.
Sinceramente, creo que El temor de un hombre sabio promete más que ofrece. Si bien la lectura es agradable y sus más de mil páginas fluyen con buena prosa, y traducción, creo que Rothfuss se encalla en más de una ocasión. Aquello que era puntual en El nombre del viento se ve mucho más descarnado aquí, con momentos en los que no se avanza ni se aporta nada a la trama y que se eternizan sin solución de continuidad, sobre todo en la segunda mitad del libro, en la que abusa de las historias contadas dentro de las historias hasta el punto de aburrir un par de veces.
Una vez superado ese bache la historia sigue por su cauce habitual aunque deja la sensación de que Rothfuss nos ha contado algo muy sencillo complicándose la vida demasiado. ¿Era necesario un libro de esta magnitud para dejar las cosas apenas como al principio? Sí, Kvothe aprende y cambia, siempre con esa capacidad para crecerse ante la adversidad y salirse con la suya ya que incluso cuando fracasa lo hace como si consiguiera algo, pero… es más de lo mismo.
La verdad es que he acabado el libro con una sensación agridulce, ya que si bien por una parte me he divertido leyéndolo, no os engañéis, deja con ganas de más gracias a un pedazo de cliffhanger, por otra da la sensación de que Rothfuss no ha logrado exactamente lo que se proponía, al menos conmigo. De todas formas, es una lectura imprescindible para todos a los que El nombre del viento les pareció la mejor novela de fantasía de los últimos años.
Patrick Rothfuss