Las revistas suelen basar su contenido en los artículos y reportajes escritos. Ésta es, al menos, la regla general, pero no siempre es así. Algunas de ellas se han hecho famosas por su contenido gráfico, y de todas tal vez, aparte de las dedicadas al mundo de la moda (o las de contenido erótico), la más característica es National Geographic. Para miles de personas en el mundo, muchas de ellas fieles suscriptores, la popular publicación con las portadas enmarcadas en amarillo es especialmente conocida por sus fotografías. También hay que destacar el resto de sus contenidos gráficos, especialmente sus mapas, de una calidad excepcional y hechos a propósito de cada reportaje.
La importancia que las fotografías tienen en la actual National Geographic no es gratuita: los mejores fotógrafos del mundo desean ver sus trabajos publicados en ella. No son sólo fotografías de naturaleza, sino también de paisajes urbanos o de carácter etnográfico. La revista fue una de las primeras en incluir fotografías a todo color, a principios del siglo pasado, cuando ésta todavía era una técnica costosa y poco utilizada en publicaciones tanto periódicas como puntuales. National Geographic, sin embargo, consideró que el poder dotar de color a sus documentos gráficos era de vital importancia para la publicación; es obvio que fue una buena idea apostar por ello dado el prestigio que pronto adquirieron los trabajos publicados, lo que a su vez desencadenó que algunos de los más importantes fotógrafos del mundo se sintieran casi obligados a participar en este proyecto.
La National Geographic Society nació nada menos que en enero de 1888. Su primer presidente fue el filántropo y político Gardiner Greene Hubard. Le sucedió Alexander Graham Bell, su yerno, al que durante mucho tiempo se le atribuyó la invención del teléfono (realmente él no lo inventó, sólo fue el primero en patentarlo), y que es más conocido por sus investigaciones referentes al habla y el lenguaje que por su vinculación con National Geographic, una modesta revista en su época fundada por un pequeño grupo de hombres que pretendían difundir el conocimiento geográfico entre el público en general.
Lo consiguieron. Si para los profesionales de la fotografía y la infografía (y también para los especialistas en geografía, antropología, arqueología, viajes, etc.) la National Geographic tiene una importancia capital dentro del mundo de las publicaciones periódicas, para el público no es menos popular, contando con unos cincuenta millones de lectores estimados (para nueve millones de ejemplares mensuales) de más de treinta países distintos. Como curiosidades habría que señalar dos: en primer lugar, la primera portada “fotográfica” data de 1960 (hasta entonces sólo aparecía texto). Para terminar, National Geographic no ha estado exenta de polémica, especialmente cuando hablamos de ciertas voces críticas con el enfoque de la revista (a la que acusan de estar escrita por y para estadounidenses, lo cual tiene cierta lógica) y, sobre todo, con la manipulación de los reportajes fotográficos, ya que se sospecha que algunos de ellos, sobre todo los que se desarrollan en países exóticos, han mostrado fotos idealizadas para conseguir ser más llamativos para el público occidental.