Seguimos con el breve repaso a algunas de las obras más interesantes publicadas en los últimos años sobre el Bicentenario de la independencia americana donde, además de la propia visión interna, una perspectiva extranjera se muestra como necesaria. Si hablábamos en la anterior entrega de La literatura del Bicentenario de las crónicas realizadas durante la guerra, las Memorias del General Miller son un documento extraordinario para contemplar el fenómeno revolucionario desde el punto de vista de un militar inglés inmerso en el conflicto, aunque parcial en sus lealtades.
Un libro de ensayo fundamental, que abarca de manera magistral desde la colonización española a la situación contemporánea del continente, es Las venas abiertas de América Latina, obra del uruguayo Eduardo Galeano. Publicado en los años 70 y con un fuerte componente político de la izquierda de la época, pocos libros han influido tanto en una generación común a toda Sudamérica. En este punto, no son pocos los ensayos que tratan de analizar el rumbo de los nuevos estados desde su independencia hasta ahora, como Volpi en el ya mencionado El insomnio de Bolívar, o Marc Saint-Upery con El sueño de Bolívar. Como podemos ver por los nombres escogidos, la unidad y la libertad de todos los países hispanoamericanos sigue siendo algo esquivo, como el sueño al que todos aluden.
Acerca del interés nacido a partir del Bicentenario en la novela histórica más clásica habría que mencionar la creación del premio Grijalbo Bicentenario/Centenario, convocado, creo, en México y que ganó la obra La insurgenta, de Carlos Pascual, una obra que saca a la luz el papel desarrollado por las mujeres durante la independencia, algo que me atrevería a decir que casi nadie había sacado de los ámbitos puramente académicos.
Por último, como colofón, también habría que mencionar algún libro que tuviera al propio Bicentenario como tema, así que nada mejor que recomendar Historia y celebración: México y sus centenarios, de Mauricio Tenorio Trillo, donde el autor habla de la celebración en sí misma y todo lo que hace girar a su alrededor, escrito con un estilo cortante como una navaja y que arroja una visión crítica sobre este tipo de ocasiones.
Espero que este pequeño artículo sobre el Bicentenario, la Independencia y la literatura haya servido para descubrir una manera de ver la historia, tanto la cronológica como la literaria, desde un interesante punto de vista, el que da la posibilidad de echar la vista atrás y contemplar esos doscientos años pasado como un todo que forma, hoy más que nunca, iniciar una base en común para un futuro mucho mejor que el presente que vivimos ahora.
Anteriormente, en Lecturalia: La literatura del Bicentenario (II)