Nueva entrega del homenaje a Poe, de nuevo gracias a un miembro de Nocte: Magnus Dagon.
Como el lector avezado podrá suponer, hubo muchos más casos en los que se interesó mi gran amigo C. Auguste Dupin que los que trascendieron a los medios. Fueron casos que mi amigo trató en secreto, en la soledad de nuestra mansión en el Faubourg Saint-Germain, y cuyas conclusiones nunca llegó a hacer públicas por no ver especial necesidad en ello. Por citar sólo algunos, dedujo que la extraña muerte de Roderick Usher no se debía, como vagos e insustanciales rumores decían, a una repentina aparición de su hermana muerta, sino al hecho de que había intentado abusar de ella y posteriormente aprovechar una catalepsia para hacerla pasar por muerta, pero su mejor amigo descubrió el crimen y se convirtió en juez y jurado, inventando después esa peculiar historia espectral. Asimismo, el artículo que relataba el proceso de hipnosis post mortem al que había sido sometido un tal señor Valdemar (nombre real desconocido) era, como concluyó mi amigo, una superchería basada en una astuta combinación de mentalismo y ventriloquía, además de un abyecto acto de profanación y embalsamamiento del cuerpo de un pobre diablo anónimo.
Sin embargo, lo más importante que le pasó a mi amigo, y que relataré algún día con el debido detalle, aconteció en mi ausencia, ya que estaba efectuando un viaje a la India Oriental. Dupin se encontraba apagado y decidió tomar a su cargo a jóvenes a los que entrenar en el arte de la deducción, decisión también motivada por la necesidad de dinero a la que siempre se veía sometido.
Uno de esos jóvenes, de apellido H…, estaba de paso en París, perfeccionando sus conocimientos de química avanzada. Dupin estuvo encantado de tenerle a su cargo, y maestro y discípulo aprendieron el uno del otro, además de compartir innumerables ratos e incluso resolver algún que otro misterio juntos.
Sin embargo, tiempo después, Dupin compartió también su talento con otro misterioso muchacho, al que sólo conocía por M… Dupin pudo saber y analizar muchas cosas de él, pero su error fue no comprender las consecuencias de sus actos. El pupilo venía de una larga estancia en Malta y residía en la Barrière du Roule, aunque parecía haber visto mundo, pues era amigo personal del ministro D… Poseía un notable intelecto, así como la capacidad de poner a los demás de su parte y un gran talento para las matemáticas.
Dupin notó en él el peso de la ambición, pero se vio cegado por su propia melancolía y la necesidad de estar junto a un cerebro afín. Por eso no se dio cuenta de estar amaestrando a un futuro genio del crimen, cuyo primer objetivo fue crear toda una compleja red de influencia.
Es por eso que mi amigo Dupin nunca volvió a trabajar para la policía, ni a compartir su talento inductivo; pero tiene esperanza de que la semilla de sus métodos, repartida por igual entre el Bien y el Mal, equilibre la balanza de su legado hacia el lado correcto.
Magnus Dagon es el seudónimo de Miguel Ángel López Muñoz (Madrid,1981) Gracias a unos padres y hermanos aficionados a la lectura, los libros siempre estuvieron presentes en su infancia, y en especial los libros de aventuras y género fantástico. Comenzó a escribir a los dieciséis años, aunque no fue bastante más tarde, cuando tenía veinte, cuando publicó su primer relato, no en una revista, ni en Internet, sino en un programa nocturno de radio. Al mismo tiempo comenzó la carrera de ciencias matemáticas y la simultaneó con su creciente trayectoria literaria. Tras varios años de aprendizaje y perfeccionamiento, el 2006 marcó una inflexión en su vida, al convertirse en ganador del Premio UPC con la novela corta ‘El informe Cronocorp’, que fue publicada al año siguiente por Ediciones B. Desde entonces sigue publicando con asiduidad y colaborando en proyectos literarios siempre que puede.
Edgar Allan Poe