Los clubes de lectura son un fantástico punto de encuentro entre lectores. A continuación te contamos qué es un club de lectura y te damos las claves para organizar uno.
La lectura es una actividad individual y solitaria; no obstante, puede tornarse colectiva si se comparte con otros lectores con el fin de aprender, entretenerse y magnificar la experiencia literaria. Es esto precisamente lo que ocurre en un club de lectura, una reunión en la que varias personas comentan lo que les ha parecido un determinado libro que han acordado previamente.
Esta práctica, que surgió en Estados Unidos en el siglo XIX y que se asentó en España en la década de los ochenta, ha ido ganando fuerza año tras año hasta alcanzar la popularidad de la que goza hoy en día. Su éxito se puede percibir en casos como los clubes de lectura orquestados por Oprah Winfrey, Reese Witherspoon o Dua Lipa; los libros que se leen allí se convierten en verdaderos bestsellers.
Y es que cada vez son más los lectores que deciden dar un paso más allá en la experiencia lectora y, en lugar de limitarse a disfrutar de un libro en la soledad y quietud de sus hogares, deciden tras leerlo reunirse con otros que también lo han leído, abriendo debates y reflexionando acerca de lo que han encontrado entre las páginas.
Qué es un club de lectura
Un club de lectura es una actividad que reúne, ya sea de forma presencial u online, a un grupo no muy grande de lectores —alrededor de veinte es lo ideal— que, tras leer un libro seleccionado anteriormente por ellos, debaten, argumentan y reflexionan acerca de su experiencia y sus impresiones respecto a la obra. Es, por tanto, la organización de reuniones periódicas en torno a la lectura de un único título que se elige por los propios miembros del club.
Existen diferentes tipos de club de lectura; los hay que están basados en género (narrativa, thriller, novela negra, ciencia ficción, fantasía, literatura juvenil…), mientras que otros se organizan en torno a temáticas (por ejemplo, representación del colectivo LGTBIQ+, libros en torno al feminismo, la política, la guerra, la ecología…) o se centran en leer clásicos. También pueden organizarse para leer la producción completa de autores con una larga trayectoria, como es el caso de Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, Ernest Hemingway o Agatha Christie, o para aprender otros idiomas como el inglés, el francés o el alemán. Asimismo, pueden ser de distinto tipo dependiendo del grupo de personas que conforman el club —niños, adolescentes, adultos o ancianos— o la entidad que los organiza —librerías, bibliotecas, editoriales, prisiones y residencias para la tercera edad, entre otras—.
Qué beneficios tiene un club de lectura
Además de maximizar la experiencia de leer, los clubes de lectura conllevan una serie de beneficios a nivel cognitivo, social y psíquico.
Mejora diferentes habilidades cognitivas
Puesto que un club de lectura invita a sus miembros a dialogar acerca de lo leído, el lector refuerza su comprensión lectora: solo entendiendo plenamente la historia será capaz de participar en debates sobre ella. También mejora la capacidad de redactar, pues conversar con otros lectores obliga a ordenar nuestras ideas antes de decirlas, una habilidad clave en el proceso de redacción. Asimismo, se ve favorecido el vocabulario, puesto que además del que se adquiere a través de la lectura, se pueden aprender términos nuevos escuchando a los demás expresarse. Otros beneficios de los clubes de lectura están asociados a las propias ventajas de leer, entre las que se encuentran el aumento de concentración y memoria y la reducción del estrés.
Fomenta la capacidad crítica y la argumentación
Cuando leemos un libro en solitario solo existe una opinión posible: la nuestra. No obstante, cuando la enfrentamos a la de otros lectores que también han leído el libro, la cosa cambia. Es por ello que participar en un club de lectura pone a prueba nuestras capacidades argumentativas, dado que debes defender tu postura ante los demás, ya sea favorable o desfavorable. También nuestra faceta crítica se ve envuelta en todo este proceso; a cuantas más reuniones asistamos, mayor será nuestra habilidad para analizar las obras y sacarles todo su jugo.
Favorece la empatía
Otro punto a favor de un club de lectura es que nos permite descubrir innumerables puntos de vista y opiniones respecto a un mismo libro. Con ello, los miembros de esta actividad no hacen sino ampliar su visión no solo de la lectura, sino del mundo en general. En este tipo de reuniones, se escucha activamente al otro y, aunque sus impresiones no concuerden con la nuestra, el hecho de oírlas e intentar comprender el porqué de su razonamiento mejora inevitablemente la empatía.
Aumenta la confianza y la autoestima
Un club de lectores activo y funcional es aquel que se convierte en un lugar seguro para todos sus miembros, en el que todas las opiniones tienen cabida y son escuchadas con igual atención. Incluso aquellos lectores más reservados pueden terminar, con el tiempo, animándose a compartir sus experiencias con los demás si el entorno lo favorece, si el coordinador es capaz de dirigir la actividad de tal forma que la persona genere la suficiente confianza como para tomar la palabra y abrirse ante el resto. Al sentirse escuchado, valorado y tomado en cuenta la autoestima se ve beneficiada.
Motiva la exploración de nuevos géneros
Los lectores a veces pecamos de limitarnos a un único género en el que nos sentimos cómodos y que sabemos, sin lugar a dudas, que satisface nuestras necesidades literarias. Sin embargo, hay mundo más allá de nuestra zona de confort y los clubes de lectura nos ayudan a explorarlo. Al elegirse el libro mediante el voto de todos los miembros del club, puede salir seleccionado un título que, de otra manera, jamás hubiésemos leído. Aunque puede ocurrir que la obra no nos entusiasme, también puede pasar que descubramos que nos encanta y decidamos darle más oportunidades a ese género que no frecuentamos.
Crea comunidad y conecta a personas con los mismos intereses
Unirse a un club de lectura también nos permite conocer a gente lectora de nuestra ciudad o nuestro barrio, alentando el surgimiento de nuevas amistades. Además, si la actividad se realiza en bibliotecas o librerías, estamos ayudando a que estas sigan creciendo y pongan en marcha iniciativas afines. Asimismo, al hacernos miembro del club estamos conformando una nueva comunidad que se enriquece de las voces de personas de distintas edades, procedencias, clases sociales, religiones…
Cómo elegir el club de lectura adecuado
La elección del club de lectura no es una cuestión baladí, pues de ella depende nuestro futuro compromiso para con la actividad. Para escoger bien son varias las cuestiones que hay que tener en cuenta.
En primer lugar, el tipo de club de lectura que es; si es el primero al que vas, te recomendamos seleccionar uno ajustado a tus gustos lectores al que te motive asistir. En cambio, si ya estás curtido en esta práctica, sería muy beneficioso que salieras de tu zona de confort y te aventuraras a apuntarte a uno centrado en un género que no suelas leer.
En segundo lugar, es esencial que conozcas la organización del club. Antes de apuntarte a esta actividad debes saber cómo funciona la elección del libro, dónde se reúnen, cada cuánto se celebra una sesión, a qué hora, quién es su coordinador, qué requisitos deben cumplir los miembros… Una vez sepas toda esta información, podrás tomar la decisión de sumarte a la iniciativa o no.
En tercer lugar, has de tener en cuenta la modalidad: ¿es un club de lectura online o presencial? Si es online, la localización del mismo no te afecta en absoluto, solo será imprescindible que cuentes con algún aparato electrónico que te permita conectarte a la reunión virtual. No obstante, si es presencial debes considerar si es factible desplazarte hasta allí para llegar a las citas en la hora señalada.
En cuarto y último lugar, te recomendamos tener claros tus objetivos a la hora de convertirte en miembro de un club de lectura. Por ejemplo, si tienes problemas de comprensión lectora y quieres subsanarlos, sería interesante unirte a un club de lectura fácil o, si tu intención es aprender o mejorar en un idioma distinto a tu lengua materna, podrías unirte a un club de lectura en inglés. Por otro lado, si quieres conocer gente nueva en tu ciudad con tus mismos gustos, deberías dejar de lado cualquier club de lectura virtual y decantarte por los presenciales.
Cómo crear un club de lectura
La idea de entrar a formar parte de un club de lecturas es muy atractiva. Pero, como todo, tiene mucho trabajo detrás, comenzando por poner en marcha el proyecto. Si pretendes ser la persona que arranque la maquinaria, primero es aconsejable hablar con los moderadores de otros clubes para que te relaten sus experiencias y te den consejos sobre cómo empezar. Seguro que puedes nutrirte muchísimo de lo que otros han hecho antes que tú y, partiendo de sus vivencias, organizar un club que se ajuste a tu propia visión de la literatura.
Una vez te has informado bien, debes elegir la modalidad presencial u online. Si es presencial, busca una buena ubicación y cerciorarte de que te permitirán llevarlo a cabo allí. En caso de decantarte por uno virtual, tendrás que atender a otras cuestiones como por ejemplo qué se utilizará para hacer las reuniones —¿Zoom, Google Meet, Skype, WhatsApp, Telegram…?—, así como la aplicación a través de la cual os mantendréis todos en contacto —WhatsApp, Telegram, Instagram, Facebook…—.
Tras tener claros todos estos puntos, interesa crear carteles promocionales atractivos y pegarlos en locales del barrio, asociaciones, instituciones, espacios culturales, etc., para que se corra la voz. Te recomendamos hacer uso de aplicaciones como Canva, donde se puede diseñar fácilmente y de forma gratuita cualquier tipo de contenido. Contar con redes sociales también facilitaría la difusión del club, especialmente si la iniciativa es online: sírvete de Instagram, X, Facebook o incluso TikTok para hacer una promoción eficaz de tu proyecto.
Cómo gestionar las reuniones de un club de lectura
En el caso de ser presencial, lo primero que tienes que hacer es seleccionar el sitio donde quieres que tengan lugar las reuniones —una biblioteca, una librería, un centro cultural, una cafetería, un espacio cultural…— y ponerte en contacto con sus trabajadores o dueños para ver si es factible que celebren los encuentros. Por ejemplo, en caso de ser una librería se puede llegar a un acuerdo para beneficiar también al negocio, como aplicar un pequeño descuento a los miembros del club en la compra del libro elegido; así, los participantes también sienten que formar parte del club les aporta ventajas más allá de las intelectuales.
Cuando el local te haya dado el visto bueno —con un club virtual este paso no existe—, puedes ponerte a planificar la organización. Elegir qué tipo de club será —esto es una idea inicial, no es inamovible y puede modificarse más adelante si los miembros deciden otro rumbo para la iniciativa—, cada cuánto se celebra, a qué hora… Es preferible proponer, al menos al principio, un club de lectura bastante genérico; si es muy específico —por ejemplo, centrado en un autor o sobre un género concreto— puede limitar bastante el número de asistentes que acudirá a las primeras citas. En cuanto al tiempo que se da para leer el título, lo más común es dejar pasar al menos un mes; si se acorta, puede llegar a agobiar a los miembros y disgustarles por no poder leer sus propios libros ajenos al club. El día será preferiblemente en fin de semana, para que puedan ir las personas que trabajen; si no es así, una hora como las 19:00 entresemana también es una opción. Respecto a la duración, lo aconsejable es que sea de una hora, hora y media. Esto dependerá también del lugar y sus horarios, así como de las características de los miembros del club, que pueden ser más o menos habladores.
Otro punto fundamental a la hora de sacar adelante un club de lectura es clarificar cómo se seleccionan los libros. Puedes ser tú quien proponga una lista de libros (a poder ser, no muy extensa) entre los que los miembros votarán, o ser ellos mismos quienes hagan sus aportaciones. Sea como fuere, asegúrate de que las obras sugeridas cumplan con ciertos requisitos: que tengan ediciones fáciles de conseguir (no hace falta que sean novedades, pero no pueden estar descatalogadas), que su lenguaje sea adecuado para el grupo de edad, que sean libros con mensajes potentes y que despierten debate. Respecto a la manera de elegir obra, las votaciones se pueden hacer de mes en mes o de forma trimestral; asimismo, se pueden realizar presencialmente después de las reuniones o a través de grupos de WhatsApp o Telegram, por ejemplo.
Como moderador, también tienes la responsabilidad de preparar las preguntas de la sesión. Mientras lees la historia, toma notas sobre aquello que crees que será más interesante traer a colación durante el club de lectura: temas, escenas, tono, personajes, estilo del autor… Además de las cuestiones específicas de cada obra, puedes crearte una plantilla con preguntas que harás en todas las citas: ¿te ha gustado el libro?, ¿lo recomendarías?, ¿habías leído ya al autor?, ¿es lo que te esperabas?… No obstante, por mucho que te lo prepares, puede que alguna reunión te lleve por otros derroteros y no tenga sentido hacer alguna de las preguntas; si es así, no te desesperes y deja que el grupo fluya hacia los tópicos que le resultan interesantes. Tu papel es dirigir a los miembros, pero debes también ser flexible.
Roles y responsabilidades en un club de lectura
Como ya mencionábamos, un club de lectura requiere necesariamente de un coordinador o moderador. De su pericia dependerá el buen desarrollo de la actividad. Algunas de las cualidades que pueden hacer que desempeñe brillantemente su función son la asertividad, el carisma, la capacidad mediadora, el don de la palabra, la observación… Su rol consiste en guiar, de una forma sutil y dinámica, el turno de palabra. También deberá reorientar el flujo de la conversación si está estancada o tomando rumbos poco interesantes o muy alejados del libro. Además, como poco a poco conocerá a los miembros del club, podrá mantener un equilibrio entre las intervenciones de personas más concisas y otras que tienden a hablar más.
Aunque el único papel definido en este tipo de actividad es el del moderador, pueden crearse dinámicas para que otros miembros puedan tener un rol especial en el club. Por ejemplo, sesión a sesión los miembros se pueden turnar para ocupar la función de «reseñador» —prepara un breve resumen de la historia y lo lee al principio de la reunión—, «rescatador de frases» —selecciona las citas o párrafos que más le han gustado—, «guía turístico» —se informa un poco sobre el lugar en el que transcurre la acción y comparte datos interesantes con los demás—, «ratón de biblioteca» —aprende sobre el autor y transmite información relevante—, etcétera. Cada club puede establecer sus propios roles para hacer las citas más entretenidas y que todos los participantes se sientan parte de la dinámica.
Por descontado, todos los clubes de lectura deben establecer una serie de reglas. Aunque puede existir variedad de un grupo a otro, dependiendo de sus necesidades o de sus miembros, estas son las más comunes: mantener un turno de palabra ordenado, evitar interrumpir las intervenciones de los compañeros, expresar las opiniones siempre con respeto y de forma constructiva. Asimismo, los lectores deben también tener claro que no es ninguna obligación hablar; si no se sienten cómodos haciéndolo o, sencillamente, no tienen nada que añadir a lo ya dicho, pueden simplemente acudir a la reunión y enriquecerse de las impresiones de los demás.
También es importante conocer cuáles son las expectativas de los miembros; de este modo, el moderador podrá llevar de manera más acertada las reuniones dependiendo de si el interés de los participantes es conocer gente, aprender sobre un tema en concreto, mejorar alguna habilidad social, expandir sus lecturas, descubrir autores…
Cómo mantener la atención de los miembros de un club de lectura
Uno de los problemas a los que se puede enfrentar un club de lectura es la pérdida de interés de sus miembros. No obstante, son muchas las acciones que se pueden tomar para aumentar el compromiso de los lectores. Por ejemplo, si alguno de los participantes es muy creativo se le puede instar a crear alguna obra pictórica sencilla relacionada con el libro para luego enseñarla; a quienes les gusta escribir se les puede invitar a configurar algunos versos que tengan que ver con las sensaciones que les ha producido la lectura; si son músicos pueden tocar alguna canción que les recuerde a pasajes, personajes o escenas del título, etcétera. Otra manera de crear un ambiente agradable es permitir que, al final de cada reunión, cada lector pueda hablar del libro que está leyendo actualmente o, si lo prefiere, recomendar algunas de sus lecturas favoritas.
En épocas como Navidad, Halloween o verano, se pueden programar eventos especiales y tematizados; por ejemplo, en diciembre, en lugar de hacer el club de lectura como siempre, se pueden repartir entre todos los miembros distintos cuentos navideños y, durante la reunión, hablar cada uno del que ha leído; también pueden traer comida o dulces para la ocasión. El libro de octubre, por otro lado, puede elegirse entre distintos títulos de terror. Los miembros pueden ayudar a decorar el local con motivos escalofriantes. Asimismo, cuando se celebren centenarios importantes o efemérides de interés, el club de lectura de ese mes puede girar en torno a ese autor.
Si los miembros congenian, también se pueden ampliar las reuniones del club a otros eventos culturales, como podrían ser obras de teatro, conciertos, exposiciones de arte, buscando en la medida de lo posible que tengan algún tipo de conexión con el campo de la literatura. Sería interesante que estas actividades se llevaran a cabo en el mismo barrio en el que se celebra el club de lectura, de este modo los miembros están enriqueciendo su propia comunidad.