6 escritores famosos de la comunidad LGBT

• A lo largo de la historia, la pertenencia a la comunidad LGBT ha llevado consigo un sinfín de opresiones.
• Te hablamos de algunos autores famosos que vivieron en sociedades que no veían con buenos ojos su orientación sexual.

A lo largo de la historia, las personas pertenecientes a la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) han sido reprimidas, atacadas e incluso castigadas. Aunque poco a poco han ido consiguiendo más derechos, lo cierto es que aún queda mucho camino por recorrer y mucha intolerancia y odio que erradicar. Si en la actualidad aún se tiene que luchar a capa y espada por la defensa de la libertad sexual, en el pasado fueron muchos los que tuvieron que vivir escondidos por miedo ya no solo al qué dirán, sino también porque definirse como tal podía poner en peligro su seguridad e integridad física.

En el campo de la literatura, hubo autores que vivenciaron su sexualidad a puerta cerrada y su orientación se ha descubierto con los años (a través de sus propios textos, biografías u otras investigaciones), mientras que otros lo hicieron abiertamente, decisión que en la mayoría de casos les supuso el repudio social, la cárcel o incluso la muerte. A continuación te presentamos a 6 escritores famosos de la comunidad LGBT que merece la pena recordar y reivindicar.

Uno de los primeros nombres que viene a la mente al hablar de literatura y homosexualidad es Federico García Lorca, el poeta y dramaturgo granadino de la Generación del 27 que deslumbró a la sociedad con sus poemas, mezcla de lo clásico y lo tradicional, y también con sus pasionales y reivindicativas obras de teatro. Su homosexualidad ha sido muy discutida, pero a día de hoy podría afirmarse que lo fue; tuvo diversas parejas del mismo sexo y escribió versos como los recogidos en Sonetos del amor oscuro en los que su orientación se puede leer entre líneas. Además, Ian Gibson, el mayor experto en García Lorca, abordó abiertamente este tema en su libro Lorca y el mundo gay.

Entre los miembros de la Generación del 27, también Luis Cernuda era homosexual. Desde bien pequeño fue muy tímido e hipersensible y tendió a la soledad. Durante la pubertad, su interés por la poesía coincidió con su despertar sexual; fueron estos años de incomprensión los que marcarían fuertemente su vida adulta, período que atravesó sintiéndose diferente y marginado. Además de vivir una época muy complicada del país, que le llevó a exiliarse en 1938, también vivió una guerra consigo mismo para aceptarse tal como era. No obstante, nunca ocultó su homosexualidad y la plasmó en poemarios como Los placeres prohibidos (1931), cuyo título ya deja adivinar el contenido de sus versos.

Gloria Fuertes, poeta de la Generación del 50 que escribió para niños y para adultos, también se ha convertido en un icono para la comunidad LGBT por su carácter transgresor, tanto en el ámbito de la escritura —escribió sin tapujos, con sarcasmo y humor, sobre el amor, las injusticias, la guerra, la dictadura o la desigualdad— como en el ámbito personal. Fuertes fue, a todas voces, una mujer bisexual: tuvo al menos tres novios conocidos, pero el amor de su vida fue una mujer. Se trataba de Phyllis Turnbull, su amiga, confidente y profesora de inglés; su relación, que nunca reconoció en público pero que era bien conocida por sus allegados, duró casi veinte años.

Virginia Woolf también fue  una mujer bisexual. La autora, una de las principales escritoras y ensayistas británicas del siglo XX, se casó en 1912 con Leonard Woolf, con quien fundó la editorial Hogarth Press. No obstante, haberse casado con un hombre no borra su atracción por su mismo sexo. A lo largo de su vida tuvo múltiples relaciones con mujeres, entre las que destaca especialmente la que mantuvo con la también escritora Vita Sackville-West, que fue su amante durante casi una década. Asimismo, también le sirvió de inspiración para escribir Orlando, un título basado en la vida de Vita y que aborda tópicos tabú para la época como la transexualidad, la homosexualidad y la sexualidad femenina.

La escritora Patricia Highsmith, por otro lado, tuvo que ocultar que era lesbiana debido a su entorno —creció en una familia tradicional norteamericana— y a la sociedad en la que le tocó vivir, en la que la homosexualidad estaba legalmente prohibida. Sin embargo, las restricciones sociales que la reprimieron no evitaron que expresara sus deseos y anhelos a través de la escritura. De este modo escribió El precio de la sal, publicado en 1952 y firmado bajo el seudónimo Claire Morgan para ocultar su identidad; en él retrata la relación amorosa entre dos mujeres en el Nueva York de los años cincuenta. No sería hasta 1989 que admitió ser la autora del texto y lo reeditó como Carol.

Truman Capote, autor del clásico de true crime A sangre fría, destacó no solo por su innegable talento artístico, sino también por ser una figura polémica y controvertida. “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio” es una cita presente en su último libro publicado, Música para camaleones, y además de ser concisa, es muestra de su personalidad directa y sincera. A lo largo de su vida tuvo por amante a Newton Arvin, uno de sus primeros amores, quien fue además profesor suyo de literatura en el Smith College. Capote también estuvo con Jack Dunphy, su relación más duradera, y con John O’Shea, un hombre heterosexual que trabajaba como funcionario en un banco.

A estos autores se podrían sumar otros como Gabriela Mistral, Oscar Wilde, Simone de Beauvoir o Yukio Mishima. Todos ellos tuvieron que esconder, de algún modo, su orientación sexual para vivir en una sociedad opresora e intolerante. A día de hoy, aunque la comunidad LGBT ha dado pasos de gigante, aún le queda mucho camino por recorrer. Por fortuna, cada vez son más las voces, entre ellas la de los escritores, que se alzan contra las injusticias que viven cada día por pertenecer al colectivo. Hablan por ellos, por los que estuvieron antes y por los que vendrán después; ahora, más que nunca, es momento de escucharles (y leerles).