- El thriller es un género que debe mantener en vilo al lector en todo momento.
- Para conseguir un thriller capaz de cumplir con esta misión, el autor debe tener en cuenta diversos elementos a la hora de escribir.
El thriller es uno de los géneros que más enganchan a los lectores, pues debido a sus características quien se sumerge en uno es incapaz de dejar de leer. Este hecho está constatado en su propia definición, pues la RAE lo contempla como una “obra literaria que suscita expectación ansiosa por conocer el desenlace”. La Real Academia Española también aconseja sustituir este término por “novela de suspense”, aunque en el día a día sigue siendo más común el uso de la palabra thriller para este tipo de historias.
Como ocurre con todos los géneros literarios, a partir de él surgen diversos subgéneros que cuentan con sus propios rasgos definitorios. Entre ellos podemos encontrarnos el thriller psicológico, el thriller político, el thriller de espionaje, el thriller legal, el thriller de ciencia ficción… Aunque se distinguen en la clase de misterio sobre el que orbita la trama, tienen en común una serie de factores que, a la hora de escribir, el autor tendrá que tener muy en cuenta. A continuación te presentamos 6 reglas para escribir el thriller perfecto.
La originalidad
El thriller es un género que ha proliferado enormemente en los últimos años y, en consecuencia, cada vez hay más de estas obras en el mercado. Esto ha propiciado que los lectores se conviertan en jueces muy estrictos que buscan historias que, además de sorprenderles, les proporcionen la sensación de no haber leído nunca otro libro igual. Buscar la originalidad es algo verdaderamente complicado, pero es una meta que no hay que perder de vista en ningún momento. Como autor, lo primordial es dar con una buena idea y, a partir de ahí, sea o no novedosa en sí, ser capaz de presentarla como una trama que al lector le va a apetecer leer. Se puede encontrar la singularidad del libro en el tipo de narrador usado, en la cronología de los hechos, en las personalidades de los personajes…
El misterio
La base de un thriller trepidante es el misterio en torno al cual gira toda la acción. Este enigma puede ser de muy diversa índole: un crimen, una desaparición, una conspiración, un secuestro, un asesinato… La resolución de este constituye la motivación principal del protagonista, ya sea porque se ha visto envuelto en él de manera fortuita, o porque encontrar la solución es parte de su trabajo como policía, espía, investigador o periodista. Como escritor, tan importante es encontrar un misterio que genere curiosidad como narrarlo de una forma atractiva. Por ejemplo, contarlo al principio de la historia y fingir que a mitad del libro ya está resuelto todo para, de manera inesperada, introducir un giro argumental que devuelva a los protagonistas al punto de partida.
La tensión
Otro elemento fundamental del thriller es la tensión generada en torno a la trama. La temática de estos libros envuelve a los personajes en situaciones altamente peligrosas y, muchas de ellas, cercanas a la muerte. Este sinvivir en el que ellos viven también tiene que trasladarse al lector, que debe ser capaz de sentir en su propia piel el riesgo y el peligro. Como escritor, es importante prestar atención a la construcción de la tensión narrativa; sin embargo, no es recomendable que esta sea constante a lo largo de toda la historia, pues puede terminar saturando a quien lee. Debido a ello, lo mejor es escribir también escenas que permitan que quien está leyendo se relaje un poco y, si hay toques de humor, ¡mucho mejor!
El ritmo
Al igual que sucedía con la tensión, la historia debe contar con un ritmo equilibrado y que vaya en aumento hasta el clímax final, es decir, el momento en el que se resuelve el misterio, sea el que sea. Si el ritmo es demasiado lento, el lector perderá por completo las ganas de seguir leyendo que es, precisamente, algo que no puede ocurrir cuando estamos hablando de un thriller. Como autor, es necesario escribir con maestría para que, incluso en las partes de la historia donde no sucede gran cosa, el lector se mantenga pegado a las páginas y no quiera soltarlas. En este género, tensión y ritmo deben ir de la mano y complementarse. Es recomendable, pues, orientar la escritura para que ambas vayan in crescendo sin llegar a abrumar al lector.
El protagonista, el antagonista y los personajes
Aunque bien es cierto que lo que define un thriller es su trepidante acción y su trama llena de sorpresas y suspense, no hay que dejar de lado a sus protagonistas y personajes. Como escritor, hay que evitar que los personajes terminen siendo mero attrezzo del enigma: hay que construirlos a conciencia y dotarlos de personalidades verosímiles. Es esencial no caer en el error de crear personajes planos que no muestran ningún tipo de evolución. El lector, además de disfrutar de los sobresaltos mientras lee, también agradece poder sentir a los personajes como personas reales; de este modo, podrá empatizar, por ejemplo, con un protagonista que se siente vulnerable en determinado momento de la historia, o sentirse identificado con un personaje que ha atravesado una situación parecida a la suya propia. En cuanto al antagonista, cuanto más trabajado esté, más intriga e interés provocará en el lector, ya que cuanto más poderoso sea, más le costará al protagonista enfrentarse a él. En resumidas cuentas, definir bien al elenco de la novela es una parte ineludible de la escritura de un buen thriller.
La verosimilitud
A diferencia de otros géneros como la fantasía, el terror o la ciencia ficción, que pueden permitirse tramas fantasiosas y alejadas completamente de la realidad, el thriller debe ser creíble tanto en sus personajes como en las situaciones que plantea. Como autor hay que dotar a la historia, cómo no, de ficción, pero procurando que en todo momento el lector esté situado en un plano realista. Aunque el escritor plasme en el libro escenas muy extremas, estas no tienen que dejar de ser, en última instancia, posibles de alguna forma. También ayuda mucho al desarrollo de la narración que los personajes afronten dilemas comunes que tengan que ver con la justicia, la ética y la moral.
En definitiva, si un autor es capaz de combinar todos estos elementos y hacerlos funcionar en una historia, el espectáculo y el disfrute del lector están servidos.