- La novela gráfica y el cómic se sirven de imágenes y texto para contar historias.
- Te presentamos las características que diferencian a uno y otro y que te permitirán distinguirlos con facilidad.
El cómic y la novela gráfica usan el lenguaje visual para contar sus historias. Sin embargo, el uso de uno u otro término genera gran confusión entre los lectores, que a menudo no aciertan a distinguirlos. ¿Son lo mismo? Y si no es así, ¿en qué difieren? Dado el auge que se está produciendo en estos sectores literarios, es de enorme utilidad saber diferenciarlos para elegir, entre uno y otro, cuál se adapta mejor a nuestras inquietudes y necesidades en cada momento. Te hablamos de su historia y te aclaramos todas las dudas sobre el cómic, la novela gráfica y sus características.
Historia del cómic y la novela gráfica
Dar con el momento específico en que se originaron los cómics es una tarea complicada, pues si nos ponemos a tirar del hilo es posible remontarnos a cuando el ser humano se dio cuenta de que podía contar historias a través de los dibujos. A pesar de que muchos autores sitúan su inicio en las pinturas rupestres y los jeroglíficos egipcios, lo cierto es que estas imágenes tuvieron que evolucionar durante siglos hasta convertirse en lo que hoy conocemos como cómic y novela gráfica.
Fue alrededor del 1800 cuando se empezaron a escribir historietas ilustradas, aunque no sería hasta 1895 que aparecería el considerado por muchos como el primer cómic del mundo, pues en este se introdujo el uso de los globos o bocadillos que encierran el diálogo de los personajes. Ese año el estadounidense Richard F. Outcault comenzó a publicar en el New York World —editado por aquel entonces por Joseph Pulitzer— la serie de tiras At the Circus in Hogan’s Lane. En este espacio presentaba a algunos personajes que eran reflejo de los bajos fondos neoyorkinos; entre todos ellos destacó especialmente Mickey Dugan, un muchacho medio irlandés medio chino que, tras convertirse en el favorito del público, pasó a ser conocido como “The Yellow Kid”. Al principio, sus reflexiones aparecían escritas en su camisón y, en un momento dado, de esta manera de comunicarse el autor pasó al uso de bocadillos. Esta técnica es la que marcó un antes y un después en la historia del cómic.
En cuanto a la novela gráfica, su origen se sitúa alrededor de los años 70, cuando se quiso establecer diferencias entre los cómics y las historias que, a pesar de combinar también texto e imágenes, se asemejaban más a la novela tradicional en cuanto al formato, temáticas y público al que iba dirigido. No existe una fecha clave para determinar el nacimiento exacto de las novelas gráficas, pero sí hay tres obras consideradas por muchos como las pioneras del género. En el panorama hispanoamericano, el título de referencia es El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld, publicada en Argentina en 1957. También fueron hitos Bloodstar de Richard Corben, que vio la luz en 1976, y Contrato con Dios de Will Eisner, publicada en 1978 y que fue la primera en reconocerse como novela gráfica como tal.
Diferencias entre novela gráfica y cómic
Una vez hemos echado la vista atrás para conocer los orígenes de estos tipos de historia, es momento de enumerar las características que los asemejan y los diferencian. La similitud entre ellos es que ambos se sirven de ilustraciones y texto para llevar a cabo sus narraciones. Entonces, ¿cómo podemos diferenciarlos? Existen varias características que permiten hacer distinciones entre cómic y novela gráfica.
El primer aspecto en el que difieren es su longitud. El cómic es un formato que, históricamente, se ha publicado de forma periódica mes a mes. Cada número es el fragmento de una historia que va completándose poco a poco; por ello, su extensión es corta, ya que no contiene la trama total, sino solo un pedazo de ella. Por otro lado, la novela gráfica es más larga, pues en ella se exhibe la historia de principio a fin. De este modo, este género tiende a superar las 50 páginas.
Entre el cómic y la novela gráfica también existen diferencias en cuanto a formato y encuadernación. Debido a su naturaleza, el cómic se presenta en varios tomos. Respecto al diseño, los cómics clásicos utilizan grapas para unir sus páginas; sin embargo, cabe señalar que, a raíz de las exigencias del mercado, comenzaron a publicarse volúmenes que aunaban varios tomos en un único ejemplar. La novela gráfica, por el contrario, siempre se ha publicado en un solo tomo, además de que su encuadernación suele ser más firme y sus hojas de mayor calidad. Todo ello ayuda a configurar una apariencia más cercana a la novela tradicional que al cómic.
A raíz de estas características se extrae como diferencia la profundidad de sus tramas y personajes. Considerando sus respectivas naturalezas, es fácil caer en la cuenta de que las historias que se cuenten en una y otra no pueden ser igual de complejas. El cómic no tiene espacio suficiente para abordar una cuestión al detalle y con matices; por el contrario, la novela gráfica sí puede dedicar más páginas a ciertas reflexiones, a indagar en ciertas ideas. En consonancia a lo expuesto, el personaje de un cómic no puede desarrollarse por completo en un solo número, mientras que este sí puede construirse con más precisión en la novela gráfica.
Las temáticas que tocan uno y otro también son un punto de discordancia. En el caso de los cómics, sus historias suelen ser menos complicadas, más ligeras y fáciles de entender. Las novelas gráficas, por otro lado, cuentan historias más maduras y de mayor complejidad, abordando entre sus páginas tópicos de carácter social, cultural o incluso político. Muchas veces tienen tono de denuncia e invitan al lector a reflexionar y a replantearse su propia percepción del mundo o de la historia.
Por último, cabe resaltar que el público al que se dirigen es diferente. El cómic, aunque puede ser disfrutado por lectores de todas las edades, nació como una forma de entretenimiento para niños. De este hecho derivan las características ya mencionadas, sobre todo las que tienen que ver con la facilidad de su lectura y sus temas de menor calado. En contraste, las historias concienzudas y reflexivas presentes en las novelas gráficas son más apropiadas para lectores adultos.
Si algo queda claro de todo lo expuesto es que tanto el cómic como la novela gráfica son géneros repletos de riqueza, matices y con una versatilidad fascinante. No es de extrañar pues que la popularidad de estas historias vaya en aumento, generando interés en lectores de numerosos rangos de edad.