- Sylvia Beach abrió en 1919 en París la librería independiente Shakespeare and Company.
- Desde entonces, generación tras generación de dueños, se ha ido convirtiendo en un icono del mundo de las letras.
Las librerías son un espacio mágico para los lectores. Allí podemos encontrar ese libro que tanto nos han recomendado, la nueva novedad de nuestro autor favorito, ese ensayo que nos ayudará a profundizar más en ese tema que tanto nos interesa… Acudir a ellas es, en muchas ocasiones, todo un ritual. Vas buscando una obra en concreto, pero según avanzas por los pasillos vas enamorándote de más y más volúmenes hasta que terminas, sin apenas darte cuenta, con varios ejemplares en las manos.
En ciertas ocasiones, tanta magia poseen los libros como el lugar que los alberga. Es el caso de Shakespeare and Company, uno de esos sitios que cualquier lector debería visitar al menos una vez en la vida. A continuación te contamos qué hace de esta librería parisina un lugar emblemático.
Inicios de la librería
Para conocer los orígenes de Shakespeare and Company —también conocido como Shakespeare and Co— nos remontamos a 1919. Para entonces, la norteamericana Sylvia Beach, su fundadora, llevaba desde 1916 afincada en París tras haber realizado varios viajes por Europa y vivir dos años en España trabajando como enfermera para la Cruz Roja.
Su interés por el mundo de la cultura la llevó a estudiar Literatura en la Sorbona en 1917. Ese mismo año conoció a la dueña de la librería La Maison des Amis des Livres, Adrienne Monnier. Su pasión común por los libros las unió primero como amigas y después como amantes, convirtiéndolas finalmente en compañeras de vida. Fue precisamente Adrienne quien animó a Sylvia a abrir su propia librería. Un 19 de noviembre de 1919 abrió sus puertas en el número 12 de la calle Odéon la librería independiente Shakespeare and Company. En el establecimiento no solo se vendían libros, sino que también se prestaban a quienes no tenían suficiente dinero para comprarlos.
Entre los visitantes de Shakespeare & Co se contaban escritoras deseosas de seguir cultivando su intelecto —Simone de Beauvoir o Virginia Woolf entre ellas—, autores franceses como André Gide, Paul Valéry o Jules Romains y numerosos miembros de la Generación Perdida: Ernest Hemingway —que escribió sobre la librería en París era una fiesta—, F. Scott Fitzgerald o Gertrude Stein. Poco a poco el local se convirtió en el punto de encuentro del movimiento literario más importante de entreguerras.
¿Y qué tipo de ejemplares contenía la librería? El negocio estaba especializado en literatura anglosajona y entre sus estanterías se podían encontrar libros censurados como El amante de Lady Chatterley de D. H. Lawrence o Ulises de James Joyce, obra que se editó gracias a Sylvia Beach en 1922 y que fue prohibida posteriormente tanto en Inglaterra como en Estados Unidos.
Desafortunadamente, la época de esplendor de Shakespeare & Company llegó a su fin. En 1941, cuando París ya había sido ocupada por los nazis, Sylvia se negó a venderle a un oficial una copia de Finnegans Wake de James Joyce, pues era el único ejemplar que poseía y pertenecía a su biblioteca personal. Ante la negativa, él la avisó de que regresaría para cerrarle la tienda y confiscar todos sus bienes; cuando se marchó, la librera trasladó todos sus libros y pertenencias a su apartamento y echó el cierre permanentemente. En 1942 fue detenida y recluida durante seis meses en un campo de internamiento en Vittel. Después de la guerra, Beach no reabrió su negoció.
Shakespeare and Company después de Sylvia Beach
A pesar de que parecía ser el final de la Shakespeare and Company, el proyecto resurgió una década después de la mano del exmilitar estadounidense George Whitman. Viajero empedernido donde los haya, su espíritu aventurero lo llevó de un sitio a otro; gracias a la generosidad con la que fue recibido en todas partes decidió abrir una librería en 1951 que operó bajo el lema “da lo que puedas, toma lo que necesites”.
Bautizada como Le Mistral —en honor a la poeta chilena Gabriela Mistral— y situada en el número 37 de la calle de la Bûcherie, Whitman la convirtió en un refugio para escritores, artistas e intelectuales. Además de poder adquirir libros, a los visitantes se les ofrecía la posibilidad de hospedarse allí a cambio de trabajar unas horas en la librería; también se les pedía dejar escrita su biografía en una única página, material que el librero conservaría en su archivo personal.
Así como la Shakespeare and Company reunió a la Generación Perdida, Le Mistral fue la sede de la Generación Beat. Sus paredes cobijaron a autores como Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, Gregory Corso o William Burroughs. También pasaron por allí Ray Bradbury, Henry Miller, Anaïs Nin o Julio Cortázar.
En 1958 los caminos de Sylvia Beach y George Whitman se cruzaron durante una lectura pública del escritor y poeta Lawrence Durrell. Esa noche, tras darse cuenta Beach de que la librería de Whitman mantenía el espíritu de la suya propia, decidió traspasarle públicamente su nombre. Sería en 1964, dos años después de que ella muriera y coincidiendo con el 400 aniversario del nacimiento de William Shakespeare, que el librero rebautizó Le Mistral como Shakespeare and Company. De este modo el proyecto de aquella soñadora estadounidense volvió a la vida.
La librería en la actualidad
Tras la muerte de George Whitman en 2011, su hija Sylvia —que recibió el nombre de la mítica librera— tomó el relevo. La librería sigue abierta en la misma localización donde comenzó el negocio de su padre, el 37 de la calle de la Bûcherie, cerca de la plaza de Saint Michel del Barrio Latino, a poca distancia del Sena y la catedral de Notre Dame.
Los visitantes pueden encontrar en ella libros de la colección literaria de Beach, fondos que Whitman compró en 1963; también hallarán allí ejemplares que el propio George fue trayendo de sus innumerables viajes. En el piso de abajo hay situado un pozo de los deseos donde se pueden lanzar monedas; el primer piso, por otro lado, sigue funcionando como una suerte de hostal para viajeros, siendo el pago unas cuantas horas de trabajo en el local.
Además de regentar la librería, la heredera ha abierto una cafetería de comida orgánica y vegetariana en el establecimiento contiguo. Para seguir haciendo crecer el legado de su padre y de Sylvia Beach ha creado una tienda online y se encarga de organizar festivales y sacar adelante una revista.
Generación tras generación Shakespeare and Company ha sido el epicentro de movimientos literarios y el punto de encuentro de innumerables amantes de los libros. No es de extrañar que ahora, un siglo después de su apertura, se haya convertido en todo un icono cultural y aparezca en novelas, series y películas como “Medianoche en París” de Woody Allen.