6 libros sobre la muerte y el duelo

• La muerte es uno de nuestros mayores miedos y una forma de afrontarla es leyendo sobre ella.
• Te presentamos 6 obras en las que sus autores hablan sobre la pérdida y su superación.

La muerte es la única certeza de la vida. A pesar de tener conocimiento de ella, nadie está preparado ni para la suya propia ni para la de los demás. Aunque se trata de una temática tabú, es esencial hablar de ella para perderle el miedo y aprender a afrontarla mejor.

Hay pérdidas que nos llegan de repente, sin avisar, mientras que otras las vemos venir de lejos, a paso lento pero constante. Sea como fuere, dejar ir a un ser querido es un proceso tan doloroso que muchos de quienes lo sufren no son capaces de superarlo solos. Una de las formas en las que podemos hallar alivio es leyendo libros que versan sobre estos tópicos, ya sean de ficción o basados en la experiencia personal de su autor. A continuación te presentamos 6 obras sobre la muerte y el duelo entre las que podrás encontrar memoria, ensayo y poesía.

“Un año y tres meses” de Luis García Montero

Almudena Grandes, una de nuestras más grandes escritoras, falleció el 27 de noviembre de 2021 como consecuencia de un cáncer de colon. Durante más de un año estuvo tratando su enfermedad en secreto pero acompañada de la gente que más la quería, entre ellos Luis García Montero, su marido. La noticia de su muerte fue un duro golpe para el panorama cultural español, pero más lo fue para él que, como poeta que siempre ha encontrado en la poesía su manera de sanar, escribió el poemario Un año y tres meses. En él nos hace partícipes del sufrimiento que le supuso su muerte, así como del duro proceso de tratamiento y aceptación de la situación. Sus versos están cargados de desasosiego, pero a su vez son un canto a la vida, al amor y a la importancia de vivir cada momento con plenitud.

“Paula” de Isabel Allende

De toda la producción de Isabel Allende, Paula es su obra más íntima y personal, pues se trata de un libro autobiográfico que escribió durante uno de los momentos más duros de su vida: la enfermedad y fallecimiento de su hija Paula. En 1991, cuando Allende se encontraba en España para presentar El plan infinito, recibió la noticia de que su hija de 28 años había entrado en un coma por complicaciones derivadas de la porfiria, un trastorno metabólico y hereditario poco frecuente. Durante sus largas noches de hospital, Isabel Allende comenzó a escribir un cuaderno en el que le relataba a Paula su historia y la de su familia, con la esperanza de poder entregárselo una vez despertara. Desgraciadamente, la joven falleció un año después y los apuntes que tomó Allende terminaron transformados en unas memorias emotivas a la par que apasionantes y reveladoras.

“Mortal y rosa” de Francisco Umbral

Otro autor que sufrió en propias carnes lo que supone perder a un hijo fue Francisco Umbral, destacado tanto por su prosa como por sus columnas de opinión. En Mortal y rosa, su obra cumbre por excelencia, se abre en canal y comparte el tormento que lo asoló al descubrir que su pequeño Pincho, de tan solo seis años, padecía leucemia. Página a página Umbral se desembaraza de sus máscaras y se vuelve todo ternura; y es que superar una muerte es doloroso, pero que esta se cierna sobre alguien tan pequeño es terriblemente desolador. Sobrevivir a un hijo es una de las experiencias más descorazonadoras a las que puede enfrentarse un padre y Umbral, con su pulida y poética pluma, es capaz de expresarlo como nadie: “Solo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú”.

“El año del pensamiento mágico” de Joan Didion

Se suele decir que las desgracias nunca vienen solas y eso es precisamente lo que le ocurrió a Joan Didion a principios de los 2000. Un día cualquiera del 2003 ella se encontraba preparando la cena cuando, de repente, su marido dejó de hablar. Le había dado un ataque al corazón fulminante. Llevaba 40 años casada con él y de golpe y plumazo tuvo que reestructurar su vida y asimilar su inesperada ausencia. A su dolor se añadió la decisión de mantenerlo en secreto a su hija durante tres meses, pues cuando el padre falleció estaba gravemente enferma en el hospital. En 2004 Didion comenzó a escribir El año del pensamiento mágico, considerado a día de hoy un clásico de la literatura sobre el duelo. Un año después la tragedia volvió a cruzarse en su camino: su hija falleció tras golpearse la cabeza al desmayarse en un aeropuerto. Su muerte ocurrió antes de que entregara el libro a la editorial, pero decidió dedicar El año del pensamiento mágico a su marido y, más adelante, escribirle Noches azules a ella.

“La ridícula idea de no volver a verte” de Rosa Montero

Mientras Rosa Montero se hallaba en pleno proceso de duelo por su pareja Pablo Lizcano, periodista fallecido en 2009, la lectura de los diarios de Marie Curie la inspiraron a escribir un libro a caballo entre la biografía y la autobiografía. En sus escritos, la científica relataba cómo le había afectado la muerte de su marido Pierre, atropellado por un coche de caballos a mediados de 1906. Montero, que conectó inmediatamente con las palabras y el sufrimiento de Curie, comenzó a documentarse más sobre ella y esta investigación terminó desembocando en la redacción de La ridícula idea de no volver a verte. La obra, lejos de ser un retrato biográfico al uso, es una amalgama de las vivencias de la polaca y las suyas propias. En ella la periodista española habla, además de sobre la muerte y su superación, de temas de gran interés como el papel de las mujeres en el ámbito de la ciencia.

“Vivir con nuestros muertos” de Delphine Horvilleur

A diferencia de las obras mencionadas anteriormente, Vivir con nuestros muertos de Delphine Horvilleur no está basada en su experiencia personal, sino en sus experiencias profesionales como rabina en Francia. A lo largo de su trayectoria religiosa Horvilleur ha consolado y acompañado a numerosos feligreses en el proceso de duelo; a sabiendas de que sus conocimientos podrían servir de ayuda a mucha más gente, escribió el ensayo que ahora nos ocupa. El cometido principal que persigue la autora con él es transformar el significado que tiene el mundo de la muerte, convirtiéndola en una lección de vida en lugar de una pesada carga de la que es necesario liberarse. La lectura de Vivir con nuestros muertos es, en resumidas cuentas, una guía para afrontar la pérdida desde la serenidad, la paz y la calma.

A estos títulos se suman muchos otros como Lo que no tiene nombre de Piedad Bonnett, Las intermitencias de la muerte de José Saramago, También esto pasará de Milena Busquets o Mi hermano de Daniel Pennac. Y es que la literatura nunca cesará de buscar en las palabras la respuesta a todos interrogantes que nos surgen tras perder a quien queremos.