- En 1917 Leonard y Virginia Woolf se iniciaron en el mundo de la edición.
- Hogarth Press, que comenzó siendo un mero hobby, terminó convirtiéndose en un importante sello de la historia de la literatura.
El sector literario lo componen numerosos profesionales entre los que se cuentan los escritores -la pieza fundamental del engranaje-, editores, traductores, libreros, agentes… Sin el trabajo conjunto de todos ellos no nos sería posible disfrutar a día de hoy de ese pequeño gran placer que es la lectura de un buen libro. En determinadas ocasiones, una misma persona ama tanto las letras que no se conforma con cumplir un solo papel en este magnífico proceso. Es precisamente esto lo que les ocurrió a Virginia y Leonard Woolf, uno de los matrimonios más célebres de la literatura, que no contentos con crear historias quisieron también publicarlas a través de su propia editorial bautizada como Hogarth Press.
¿Qué motivó a Virginia y Leonard a convertirse en editores?
Antes de entrar de lleno en la historia de la editorial es necesario indagar en los motivos que llevaron a esta pareja de escritores a tomar un nuevo rumbo en sus trayectorias profesionales.
Leonard, por su parte, afirmó en su autobiografía que quería encontrar la manera de que Virginia se distrajera, ya que la labor de escritura requería de ella mucho esfuerzo. Su mujer ya se había enfrentado a bastantes episodios depresivos y él pensó, con gran acierto, que la tarea de edición e impresión funcionaría como una suerte de respiro y terapia. El matrimonio comenzó el proyecto como forma de entretenimiento, nada sabían entonces de que su hobby se transformaría en un negocio con gran alcance.
También alentó la decisión de emprender como editores el hecho de que Virginia era hipersensible a las críticas, sentimiento que la llevaba a horrorizarse cada vez que llegaba el momento de enviar sus manuscritos para que los evaluaran. Contar con su propia imprenta le evitaría el mal trago y le daría la libertad de publicar lo que quisiera. De hecho, gracias a Hogarth Press la autora pudo dar rienda suelta a un estilo más experimental sin temor a ser rechazada por otros profesionales.
Historia de la editorial
Corría el año 1917 y el matrimonio Woolf se encontraba paseando tranquilamente por la calle londinense de Farringdon Road. De repente, un escaparate llamó la atención de ambos: se trataba de una tienda dedicada a la impresión, la Excelsior Printing Supply Company. Desde hacía un año la pareja barajaba la posibilidad de involucrarse en el mundo de la edición, incluso habían intentado inscribirse, sin éxito, a las clases de la St Bride’s School of Printing. Además, a Virginia le habían enseñado a encuadernar libros en su adolescencia y tenía ganas de poner en práctica sus conocimientos. Cruzarse con aquel local parecía ser más una señal que una coincidencia, por lo que no dudaron ni un segundo en traspasar el umbral de la puerta. Allí les atendió un amable asistente que les aseguró que podrían aprender a imprimir a mano con la ayuda de un sencillo manual. Decididos como estaban, el matrimonio compró en la tienda todos los bártulos necesarios para dar sus primeros pasos en un ámbito que les era prácticamente desconocido. Un mes después llegó a su casa en Richmond (Hogarth House, de ahí el nombre Hogarth Press) una prensa manual de imprenta que instalaron en el salón. Sería este el comienzo de una editorial que dejaría mella en la historia de la literatura.
Durante unos meses Virginia y Leonard se dedicaron a instruirse como editores y en julio de ese mismo año vio la luz la primera obra bajo su sello: Publication No. 1. Two Stories (Publicación nº1. Dos historias). Se trataba de un volumen compuesto por dos relatos, uno escrito por ella (La marca en la pared) y otro escrito por él (Tres judíos), que también contenía entre sus 31 páginas cuatro xilografías de la artista Dora Carrington. El matrimonio imprimió, cosió y encuadernó a mano 150 ejemplares del panfleto.
Al comienzo de su aventura editorial las copias las vendían a amigos y conocidos y, conforme fue aumentando su confianza en la labor que realizaban, comenzaron a vender sus libros a través de dos métodos de suscripción: los suscriptores A, que compraban todas las publicaciones de Hogarth Press, y los suscriptores B, a los que se notificaba de las novedades y que seleccionaban tan solo aquellos títulos que les interesaban.
Dos años después de su apertura Virginia publicó en la editorial el cuento Jardines de Kew, historia que le granjeo el favor de la crítica y gracias a la cual el sello consiguió numerosos encargos. Como era imposible suplir la demanda con su prensa manual se decantaron por usar una imprenta comercial con la que sacaron a la luz una segunda edición de 500 copias. A partir de ese momento los Woolf comenzarían a usar este tipo de imprentas cuando se trataba de publicaciones grandes, aunque seguirían haciéndolo a mano para trabajos más modestos hasta 1932.
Lo que empezó siendo un pasatiempo para el matrimonio terminó convirtiéndose en un negocio de lo más rentable. Leonard afirmaba que una de las razones de su éxito era el hecho de que no tenían gastos, ya que todo lo que ganaban lo reinvertían en la editorial. Sin embargo, fue en realidad su buen ojo como editores lo que permitió que Hogarth Press prosperara, pues tanto Virginia como él tenían una habilidad asombrosa para reconocer nuevos talentos y obras de valor.
La aventura de Virginia Woolf en la editorial finalizó en 1938 cuando debido a sus altibajos causados por sus frecuentes depresiones se desinteresó por el negocio. Cedió su parte de la empresa a John Lehmann, que siguió gestionando el sello junto a Leonard durante ocho años. Las desavenencias que se generaron a lo largo de este tiempo entre ambos hizo que Leonard comprara sus acciones y las vendiera finalmente a la editorial Chatto & Windus. Aunque la relación de los Woolf con Hogarth Press acabó en 1946, una vez llevaban publicados 527 títulos, el negocio siguió adelante y, a día de hoy, pertenece al grupo editorial Penguin Random House.
Obras publicadas en Hogarth Press
Virginia y Leonard querían editar bajo su sello obras de ficción, política, economía y psicología que, de buenas a primeras, parecían pasar desapercibidas para las editoriales más comerciales.
A lo largo de toda su historia la editorial sacaría a la luz trabajos de los miembros del Círculo de Bloomsbury, un grupo de intelectuales británicos que desarrollaban su labor en el ámbito literario, artístico y social y del que el propio matrimonio formaba parte. De entre los miembros publicaron sus obras con los Woolf Kate Mansfield (Preludio, 1918), T.S. Eliot (poemas en 1919 y La tierra baldía en 1923, uno de los grandes éxitos de Hogarth Press) y E.M. Forster (En lo que creo, 1939).
El matrimonio también se interesó por traducir de otros idiomas, especialmente el ruso, permitiendo así a los lectores anglosajones entrar en contacto con grandes obras de la literatura del país como Los demonios de Fiódor Dostoyevski (1922). Además, Hogarth Press se convirtió en la editorial encargada de traducir textos de la Biblioteca del Psicoanálisis, siendo los Woolf los primeros en publicar los trabajos completos de Sigmund Freud.
En cuanto a las obras de Virginia Woolf que se publicaron en su propia editorial se cuentan títulos como Lunes o martes (1921), La habitación de Jacob (1922), El lector común (1925), Orlando (1928) y Las olas (1931).
Nos causa verdadera fascinación cómo aquel pasatiempo, que empezó a cobrar vida en el humilde salón de los Woolf, terminó convirtiéndose en una editorial histórica que se mantiene en pie a día de hoy. ¿Y tú? ¿No lo encuentras maravilloso?