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Los libros como cura: la filosofía de una pequeña librería italiana

AutorYolanda Galiana el 10 de noviembre de 2021 en Divulgación
  • Los lectores buscamos que la literatura que leemos se ajuste a nuestro estado de ánimo.
  • Elena Molini, una librera italiana, decidió abrir un negocio donde los libros están clasificados según las emociones.

Mujer sujetando libros

Todo lector sabe que la literatura no son solo palabras sobre papel. Cuando acudimos a ella podemos encontrar sosiego en un momento duro, tranquilidad en medio de la asfixiante rutina o esperanza cuando creíamos haberla perdido. Son muchísimos los sentimientos que puede despertar en nosotros la lectura y, desde luego, un libro es un lugar magnífico para hallar la respuesta a nuestras preguntas.

La literatura da pie a la reflexión, ya que entre las páginas podemos encontrar situaciones que vivimos en la vida real y para las que no conseguimos encontrar solución. A través de las vivencias de los personajes somos capaces de entender nuestros problemas desde otra perspectiva y, quién sabe, incluso podemos cambiar nuestro modo de ver y vivir las cosas.

Desafortunadamente, esta información —las emociones que puede despertar la historia en el lector— no es accesible. Cuando acudimos a una librería, de cualquier obra que cojamos solo sabemos unas cuantas cosas: el autor o autora, la portada, el género, la sinopsis y, vagamente, los temas que va a tratar. ¿Qué ocurriría si alguien se hubiese dedicado a catalogar los libros en función de las necesidades emocionales del lector, en lugar de hacerlo de la manera tradicional? Pues bien, no hace falta imaginarlo, porque es una realidad.

La mujer tras la idea

La creadora de esta nueva forma de entender la literatura es Elena Molini, una librera italiana que trabajó durante años en una cadena de librerías. Su experiencia en el sector, además de acrecentar su ya innegable amor por los libros, le ayudó a conocer al lector desde una perspectiva totalmente diferente.

Cuando los clientes acudían a ella en busca de recomendaciones había un factor que se repetía con frecuencia: querían encontrar una historia que casara bien con su estado de ánimo. Y claro, con el método clásico de organizar las obras era imposible que dieran con el libro perfecto que supliera sus necesidades. Fue entonces cuando surgió su idea: abrir una librería con los libros clasificados en base a las emociones.

La Pequeña Farmacia Literaria

Fue este el nombre que decidió para su pequeño negocio en Florencia, ya que en lugar de recomendar libros, los “recetaría” como si de un fármaco se tratasen. La peculiar librería abrió sus puertas en 2018 y, desde entonces, ha cosechado un éxito que su dueña no esperaba en absoluto.

Para clasificar los libros que le llegan a la tienda, en primera instancia hace lo más lógico: leerlos. Molini asegura que ha leído absolutamente todas las obras de la librería, y es por ello que sabe de primera mano a qué lector podría interesarle. Mientras lleva a cabo la lectura del ejemplar, identifica las emociones que contiene y consulta con las psicólogas —su hermana y una amiga— en qué categoría, de las más de 50 en las que dividió las emociones, sería adecuado encuadrarlo. Una vez leído el libro y analizado su contenido, le añade una etiqueta estructurada como los prospectos que acompañan a los medicamentos; en esta se incluyen indicaciones, efectos secundarios y posología.

Visitar la Pequeña Farmacia Literaria es toda una experiencia. Nada más llegar, hay en la entrada un cartel con una leyenda de colores: cada color lleva asociado consigo una emoción. Entre ellas se pueden encontrar algunas como amor no correspondido, abandono, soledad, tristeza, felicidad, luto, nostalgia, crisis de identidad, estrés… De este modo, el cliente puede acceder a la obra que más se ajusta a sus necesidades sin tener que leer cientos de sinopsis, que en muchas ocasiones no proporcionan la información adecuada.

El libro inspirado en la librería

Sería una lástima que una idea tan brillante solo fuera conocida para los lectores italianos. A difundir esta filosofía ha ayudado la novela La Pequeña Farmacia Literaria, que Elena Molini publicó en 2020 y cuya traducción al castellano llegó un año después.

La obra, aunque no es exactamente autobiográfica, sí contiene elementos clave de la fundación de la librería, además de representar fielmente el objetivo que persigue el negocio: sacar a relucir la inmensa capacidad terapéutica de la literatura.

La historia está protagonizada por Blu Rocchini, una mujer cuyo sueño siempre ha sido desempeñarse en el mundo de los libros. Tras trabajar en una editorial especializada, así como en una gran cadena de librerías, se da cuenta que la industria necesita un cambio. Por ello, abre su propia librería en la que los libros dejan de serlo para convertirse en fármacos capaces de aliviar cualquier pesar.

¿Qué te parece esta nueva forma de ver la literatura? ¿Crees que esta idea innovadora podrá traspasar las fronteras de Italia e instalarse en otros países? Solo el tiempo lo dirá, pero ojalá así sea.

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Yolanda Galiana

Lectora empedernida desde que tiene uso de razón. Disfruta perdiéndose entre las hojas de cualquier buena historia que caiga en sus manos y compartiendo las reseñas de sus lecturas en su propio blog literario, donde da rienda suelta a sus opiniones.

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