- Aprender un idioma puede convertirse en un obstáculo si limitamos el aprendizaje a la educación formal.
- Podemos aprovechar el contenido que nos rodea (series, películas, libros…) para afianzar nuestros conocimientos sobre una lengua.
Los idiomas son necesarios para desenvolvernos con soltura en un mundo que cada vez está más globalizado. Saber una lengua te permite viajar con tranquilidad, escuchar canciones sin necesidad de traducirlas, ver películas y series sin subtítulos, conocer personas que han crecido en una cultura distinta a la tuya… Por desgracia, no todas las personas tienen la misma facilidad para aprenderlos; hay quienes, en cuestión de años, son capaces de hablar y entender un idioma como si fuese el propio, mientras que otros que, por muchos años que hayan pasado estudiándolo, no consiguen dominarlo.
Las personas a las que les cuesta alcanzar cierta destreza con una lengua distinta a la materna no deberían servirse solo de la educación formal (instituto, academia, escuela de idiomas…), pues es en este sistema en el que no han logrado adquirir los conocimientos pertinentes. Afortunadamente, existen otros métodos de aprendizaje que te acercan a un idioma, dejando de lado la vertiente puramente educativa que se centra en el estudio de la gramática, la fonética o el vocabulario.
Cada día consumimos contenido traducido (series, películas, libros…) que nos ofrece la posibilidad de disfrutarlo en su idioma original así que, ¿por qué no aprovechar este momento de ocio para afianzar nuestros conocimientos de la lengua? Desde luego, el aprendizaje es mucho más efectivo cuando se hace en el contexto natural de la lengua (escuchándola de quienes la hablan, leyéndola de quienes la escriben), y por ello te hemos preparado una guía para empezar a leer libros en otros idiomas.
No comiences la casa por el tejado. La lectura no es el primer paso para aprender un idioma; para poder leer —y entender lo leído— es necesario que tengas un nivel básico que solo se consigue formándose en el ámbito académico. Es muy importante que no te lances a la literatura en una lengua extranjera si aún no te sientes capaz de hacerlo; si crees que aún no estás en ese punto, no te preocupes. Sigue estudiando y formándote y ese momento llegará.
Escoge un libro de tu nivel. Lo mejor para iniciarse en la lectura en otro idioma es hacer uso de los libros por niveles. Hay editoriales que ofrecen una gran selección de obras catalogadas según el conocimiento del idioma que tiene el lector (se toman como referencia los niveles oficiales del idioma; por ejemplo, en inglés serían A1, A2, B1, B2…). Una vez hayas encontrado alguno de estos sellos, ojea su catálogo y decántate por un libro que sea adecuado para ti y que te genere interés.
¡Atento al género! El género no parece una cuestión importante a la hora de elegir este tipo de lecturas, pero lo es. Dependiendo del tipo de historia el lenguaje que usará el autor o autora será más o menos difícil. Por ejemplo, las novelas de fantasía épica o ciencia ficción no son recomendables para empezar a leer en otros idiomas, pues el vocabulario es muy particular y, en muchas ocasiones, hasta inventado.
Decántate por historias que ya conozcas. Los cuentos u obras clásicas (no los originales, sino sus versiones adaptadas por niveles) son la perfecta opción para comenzar. Al conocer de primera mano la historia lo que no sepas por falta de vocabulario lo puedes intuir por el contexto. También puedes iniciarte leyendo libros infantiles o juveniles, ya que usan un lenguaje sencillo y contemporáneo, con más diálogos que descripciones.
Usa el diccionario, pero no te obsesiones. El diccionario será tu mejor aliado cuando emprendas esta aventura, aunque recurrir a él en exceso va a alejarte irremediablemente del proceso de la lectura. Toma nota de las palabras que no sepas, búscalas, y escribe su significado en una libreta; al principio estarás tentado de apuntar la mayoría de ellas, pero según avances te darás cuenta que es más práctico intentar entenderlas por el contexto. Poco a poco irás anotando menos palabras —algunas de ellas ya te sonarán o ya las habrás buscado anteriormente— y la lectura se volverá más fluida.
Aunque te dé pereza, ¡relee! Una vez sepas el significado de las palabras que desconocías, vuelve a leer la página entera. Llevar a cabo esta relectura es esencial, ya que al pararte a buscar en el diccionario y apuntar la información, el contexto se pierde y no logramos asimilar lo que se nos está contando. Releyendo consigues la experiencia completa sin necesidad de hacer ninguna pausa.
No te limites a leer… Escucha. Leyendo descubrimos nuevo vocabulario, ponemos en práctica nuestros conocimientos gramaticales, aprendemos sobre formas coloquiales del lenguaje… Sin embargo, la lectura nos priva de uno de los aspectos más importantes en el aprendizaje de una lengua: la pronunciación. Por suerte, existen los audiolibros, que podemos escuchar por sí solos (esto ya requeriría un alto nivel del idioma) o acompañándolos del texto escrito. Así, al mismo tiempo que leemos, escuchamos cómo suenan las palabras.
Sé paciente. Roma no se construyó en un día. Las primeras lecturas requerirán mucho esfuerzo y no serán fluidas; cuando te encuentres la mitad del tiempo pegado al diccionario, te darán ganas de rendirte, pero no desfallezcas. El aprendizaje es progresivo. Al principio te encontrarás con muchas dificultades, no te lo negamos. Aun así, ten por seguro que valdrá la pena. Imagínate no teniendo que esperar a la traducción de esa novedad que tanto estabas esperando porque puedes disfrutarla en su idioma original.