Se cumplen 130 años del nacimiento de Agatha Christie

• 130 años después de su nacimiento, la autora sigue ocupando el trono de reina del crimen.
• Uno de los acontecimientos más interesantes de su vida fue su temporal desaparición, que sigue presentando muchas incógnitas.

El 15 de septiembre de 1890 nacía en Torquay, Reino Unido, una de las maestras del crimen, en su faceta literaria. Hablamos de Agatha Mary Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie, famosa a nivel internacional por su recorrido literario en la novela policíaca y negra. Christie destacó en este tipo de novelas, pero también se dedicó a la escritura de teatro, publicando un total de 120 libros: 66 novelas policiales, seis novelas románticas, 15 obras de teatro y 14 historias cortas, estas últimas bajo el pseudónimo de Mary Westmacott.

130 años después de su nacimiento, sigue ocupando el trono de reina del crimen y figurando entre los primeros puestos de la lista de autores más famosos y recordados, honores de los que no muchos pueden presumir. De hecho, ni la propia escritora podría haberlo imaginado cuando empezó su andadura literaria.

Nació en una familia acomodada y estudió en la escuela privada hasta su adolescencia, cuando se trasladó a París para seguir estudiando. Durante los años de la Primera Guerra Mundial (1915-1918) empezó a escribir su primera novela, El misterioso caso de Styles, que no se publicaría hasta 1920. En él dio a conocer por primera vez al famoso personaje literario de Hércules Poirot y supuso el pistoletazo de salida para una carrera más que exitosa.

Se puede decir que la vida de Christie no fue especialmente emocionante, más allá de su triunfo literario. Se convirtió en una mujer adinerada, tuvo dos maridos y una sola hija, y además de escribir, se dedicó a viajar. Quizás los episodios más interesantes de su vida fueron los que generó su propia imaginación y que ella con tanto mimo supo reflejar en los libros. Sin embargo, si hay que destacar alguna de sus vivencias sería su temporal desaparición, que casi 100 años después, sigue siendo una gran incógnita. Una incógnita a la que, a diferencia de sus historias, nunca supo arrojar luz.

Sucedió en 1926, después de que su entonces marido le pidiese el divorcio para hacer camino con su amante, una chica más joven. La depresión y la cólera llevaron a Christie a huir de noche, dejando solo dos cartas: una para su secretaria y otra para su cuñado. La primera no aportaba ningún tipo de información relevante, pues eran indicaciones laborales. La segunda, en cambio, estaba dirigida a su cuñado, y mencionaba su retiro a un spa situado al norte de Inglaterra. Sin embargo, esta información tampoco ayudó en un primer momento.

El caso fue tan sonado que incluso ocupó la portada de The New York Times. En aquel momento se barajaron tres hipótesis: en un primer momento se sospechó de su marido, días después se sospesó la posibilidad de que todo fuese una estrategia publicitaria, y en tercer lugar, corrió el rumor de que se había ahogado en el lago Silent Pool, cerca del cual hallaron su vehículo.

Finalmente ninguna de estas opciones fue la acertada, pues Christie apareció en un balneario de Yorkshire, alojada con otro nombre, Teresa Neele, cuyo apellido coincidía con el de la amante de su marido. Casualidad o no, la escritora presentó cierta amnesia y nunca pudo explicar cómo había llegado hasta allí. De hecho, en numerosas entrevistas ha sido preguntada por este acontecimiento y su respuesta siempre ha sido la misma: “Salí de casa esa noche en un estado de mucho nerviosismo, con la intención de hacer algo desesperado […] Cuando llegué al punto del camino que pensé que estaba cerca de la cantera, salí del camino con el coche colina abajo. Solté el volante y dejé que el vehículo avanzara. El mismo se chocó con algo y dió una sacudida imprevista. Me arrojó contra el volante y mi cabeza se golpeó con algo. Hasta ese momento yo era la señora Christie”.

Más allá de este acontecimiento, la autora sigue siendo recordada por otras proezas, como la de figurar en El Libro Guinness de los Récords como la novelista que más obras había vendido de todos los tiempos. Y no es para menos, pues de su obra se han vendido dos mil millones de copias, situándola entre las autoras más vendidas del mundo.

De hecho, a día de hoy, sus obras siguen generando mucha expectación y se venden sin ningún tipo de problema. Sin ir más lejos, este año ha protagonizado un nuevo episodio de censura literaria. Su libro Diez negritos, una de sus obras más conocidas, ha cambiado de título en su edición francesa. Ahora se vende bajo el título Ils étaient dix (Eran diez). Un cambio empujado por su propio biznieto, James Pichard, que no considera políticamente correcta la palabra negro y el uso que se le da en el libro, de cuyo interior también se ha eliminado.

Resulta que la censura siempre ha estado a la orden del día en cuanto a literatura se refiere, y por mucho que pase el tiempo, es algo que no va a cambiar. Y siempre que no se modifique el significado original de ningún texto, y sea para mejor, no seremos nosotros quienes nos quejemos.