- Se han analizado 3,5 millones de libros.
- Existe un patrón consistente en las diferencias.
Un estudio desarrollado en la Universidad de Copenhague ha descubierto que a lo largo de la historia se ha descrito de una manera muy diferente a hombres y mujeres. Usando un sistema especialmente pensado para el análisis de texto, los investigadores han procesado 3,5 millones de libros, descubriendo que las mujeres son definidas por su apariencia, mientras que los hombres lo son por su comportamiento. Los parámetros usados abarcan textos en inglés publicados entre 1900 y 2008, y son una mezcla entre ficción y no ficción.
Los términos más habituales para describir a las mujeres son hermosa, maravillosa, guapa, sexi, exquisita, fértil, vivaz, vibrante o casta. Eso en lo positivo. En lo negativo priman adjetivos como maltratada, flacucha, inaguantable, ingobernable, estéril, arpía o soltera. Como se puede ver, prima mucho el aspecto en lo positivo y se tira más al comportamiento o sentimiento cuando es negativo.
En cuanto a los hombres, se habla de justo, leal, racional, generoso, bravo, valiente, confiable, honorable o racional, en lo positivo, mientras que en el lado negativo encontramos vago, inapropiado, de poca confianza, brutal, roto, injusto o herido. Casi en su mayoría, estamos hablando de la conducta del hombre, con poca descripción física y casi siempre dependiendo de sí mismos.
Esta teoría se lleva estudiando bastante tiempo, pero nunca se había logrado realizar un estudio con esta amplitud. En total, se han analizado once mil millones de palabras para lograr este resultado. Hay conclusiones interesantes, como que los verbos negativos asociados al cuerpo y a la apariencia aparecen cinco veces más relacionados con mujeres que con hombres. También demuestran que los adjetivos positivos o neutrales sobre apariencia son el doble en el caso de figuras femeninas, mientras que los masculinos reciben los que se refieren a su comportamiento y cualidades personales.
Está claro que el lenguaje ha cambiado con el tiempo, y que el peso de los libros de las primeras décadas del siglo XX tiene una influencia quizá mayor que los publicados ya en el siglo XXI, pero no se puede decir que no hayan tenido su influencia en cómo el lenguaje se ha ido formando y nuestra percepción acerca de los modelos masculinos y femeninos.
El estudio tiene ciertas limitaciones. Una de ellas, ya comentada, es que no separa los resultados por fechas, algo en lo que están trabajando, y que tampoco lo hace por género literario. Es decir, no sabemos la diferencia de descripciones entre la novela romántica y la ciencia ficción, pero es uno de los puntos en los que están trabajando en la actualidad, mejorando el algoritmo de análisis.
Vía: Futurity. Estudio: Universidad de Copenhague