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Los libros que provocaron una frenética búsqueda del tesoro

AutorAlfredo Álamo el 24 de mayo de 2019 en Divulgación
  • Mascarada provocó avalanchas de buscadores de tesoros.
  • Todavía quedan varios acertijos de El secreto por resolver.

Pala usada para buscar un tesoro.

No hay nada como un buen desafío para atraer la atención de la gente. Y si además estamos hablando de unos cuantos miles de dólares, la cosa se pone mucho más interesante. Los libros acertijo son un extraño subgénero, en el que el autor propone a los lectores que descubran sus secretos… pero si además esto conduce a una loca búsqueda de tesoros enterrados por todo el país, la cosa se pone mucho más interesante.

El primer libro que logró un gran éxito con esta idea fue Mascarada. Novela publicada en 1979, escrita e ilustrada en 1979 por el autor inglés Kit Williams. En las páginas de este libro, Williams decía que podía encontrarse la clave para hallar una liebre de oro, enterrada por él mismo en algún lugar de Inglaterra.

El libro fue todo un éxito y el público se entregó a la propuesta del autor. Además, el puzle propuesto no era nada fácil de resolver. De hecho, la primera persona que adivinó el lugar del enterramiento lo hizo basándose en información de amigos y familia cercana a Williams. Los verdaderos descubridores del acertijo fueron dos físicos. Había pasado más de 3 años.

Miles de seguidores buscaron el tesoro durante ese tiempo. Las pistas pasaban por un lugar, Haresfield Bacon, en el que el autor tuvo que poner un cartel desmintiendo que allí estuviera el tesoro para evitar a las hordas que, pala en mano, destrozaban el paisaje.

Tras el éxito de Mascarada -que tuvo traducciones a otros idiomas con nuevas búsquedas-, aparecieron otros libros del mismo estilo. El secreto (1982) fue la obra magna del autor de fantasía Byron Preiss, el cual contó con la ayuda de varios ilustradores y otros escritores, para escribir la novela.

Este libro contenía una historia de fantasía sobre seres mitológicos tradicionales europeos viajando a Estados Unidos y contenía una parte de acertijos y enredos, poemas e ilustraciones, donde se escondían las pistas necesarias para encontrar 12 urnas de metacrilato enterradas por todo Estados Unidos. En cada urna había una llave, que luego podía ser canjeada por una joya valorada en 1.000 dólares.

Pese al premio, no levantó tanta pasión como Mascarada y solo se han encontrado 2 de las 12 urnas. Por desgracia, Preiss murió en un accidente de coche, llevándose a la tumba la localización de sus llaves. También hay que mencionar que su fortuna acabó en un embargo y no estaba claro si el juego seguía en marcha, pero una reedición de 2015 indicó que sí, que las urnas seguían esperando ser descubiertas.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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