- Interesante vuelta de tuerca a la típica historia de casas embrujadas.
- Encaja dentro de la mitología creada por el autor en sus últimas novelas.
El tiempo. La inmortalidad. La soledad. El horror. La magia. Estas son algunas de las obsesiones de David Mitchell y a las que vuelve una y otra vez en libros como Relojes de hueso. El autor británico, que ha firmado obras tan celebradas como El atlas de las nubes, vuelve a narrar a través de varios tiempos y personajes, manteniendo en esta ocasión la cohesión de la historia a partir de un lugar concreto, una mansión victoriana en un lugar del todo improbable.
Mitchell se embarca en una historia de mansión embrujada, todo un clásico del género de horror, pero dando una nueva explicación a los fenómenos antes atribuidos a la presencia de fantasmas. Aquí tenemos una mansión donde suceden hechos extraños, sí, pero se refieren más a la existencia de personajes en diferentes planos, tanto físicos como temporales.
No hace falta haber leído Relojes de hueso para disfrutar de La casa del callejón, pero sí que aporta un poco más de trasfondo a la historia. Saber quiénes son los horologistas, por ejemplo, y la guerra que se libra tras la realidad que todos conocemos.
En La casa del callejón visitaremos una imponente mansión que existe y no existe en nuestra realidad, que aparece solo para aquellos con un don, una energía que les convierte, al mismo tiempo, en presas y cazadores. Solo que la mayoría de ellos no es consciente de ese regalo hasta que es demasiado tarde.
La novela, en realidad una novela corta, comprende varias décadas, y nos es narrada a través de los ojos de diferentes personajes, una perspectiva coral con la que Mitchell disfruta y que nos permite atender a un mismo lugar con visiones muy diferentes entre sí.
La casa del callejón se lee de un tirón. Es una historia sencilla y lineal para lo que suele escribir Mitchell, pero no deja de disfrutarse el juego de diferentes realidades y momentos que ha preparado. Al mismo tiempo, sirve para adentrarse en ese universo creado por el autor y del que deja entrever algunas historias que podrían llegar en el futuro. En resumen, una obra honesta, directa y cuyo único pero puede ser la brevedad que le impide una mayor complejidad.
David Mitchell
La casa del callejón