- El curioso caso se ha dado en Gales.
- Antes que vender, el dueño prefirió rifar.
En 2014, Paul Morris decidió cumplir uno de sus sueños de toda la vida abriendo una pequeña librería independiente llamada Bookends en la ciudad de Cardigan. La vida del librero le ha resultado interesante hasta hace pocos meses, cuando, por problemas de salud, decidió retirarse de manera un tanto temprana, ya que ha cumplido recientemente los 52 años. La pregunta entonces se formuló por sí sola: ¿Qué iba a hacer con su querida librería?
Hay que dejar claro que no estamos hablando de un traspaso por problemas económicos. Hoy en día, Bookends es un negocio que da dinero, algo a destacar en el caso de una librería independiente. De hecho, el propietario afirma que podría haberla vendido por más de 30.000 libras, una cifra nada desdeñable y que le podría asegurar un buen retiro.
Sin embargo, Morris peca de romántico incurable, como no podría ser de otra forma al elegir la profesión de librero, por lo que decidió que su querida librería no iba a quedarse en manos de cualquier desconocido que entrara por la puerta y pusiera el dinero encima de la mesa. ¿Acaso no existía la posibilidad de que luego convirtiera el local en una franquicia cualquiera?
Así pues, durante los últimos tres meses tomó una iniciativa casi inédita. Cualquier cliente que gastara más de 20 libras en la tienda entraría en una rifa muy especial, donde el premio gordo era, ni más ni menos, que la propiedad de la librería.
La cosa iba en serio. Ceisjan Van Heerden, un cliente holandés afincado en Cardigan, ha sido el ganador de esta rifa. Hace unos pocos meses, su nombre fue extraído de un sombrero en el que competía con otros 60 participantes, mientras sonaba la canción de ABBA The Winner Takes it All (El ganador se lo lleva todo).
Y es que Morris, que ha trabajado durante años en la industria del libro, no quería ver cómo su hermosa librería se fuera con alguien que no sintiera de verdad el amor por los libros que había compartido con sus clientes. La idea era que se mantuviera en buenas manos, y si es en las de un cliente habitual, mejor.
Van Heerden no estaba presente en el momento de la rifa. Cuando Morris le llamó por teléfono no acababa de creérselo. Según él, es un enamorado de los libros y decidió participar en la rifa porque estaba en la librería el día que un equipo de televisión entrevistaba a Morris precisamente por su curiosa decisión.
El traspaso se hará efectivo el 5 de noviembre. El nuevo dueño está a la espera de la llegada de un amigo suyo desde Islandia con el que va a compartir la librería. Un amigo que solo conoce de Internet, y al que le une un amor incondicional por la lectura.
Sin duda, una historia de amor por los libros y la vieja tradición librera que demuestra así que, en el fondo, a casi todos los lectores empedernidos nos gustaría tener nuestra propia librería. ¿Qué os parece? ¿Os gustaría tener una? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.
Vía: The Guardian