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La titánica búsqueda de la biblioteca de Shakespeare

AutorAlfredo Álamo el 31 de agosto de 2018 en Divulgación
  • Se trata de un misterio investigado durante siglos.
  • ¿Dónde están sus obras originales?

Casa de William Shakespeare.

Durante más de 400 años, académicos, bibliófilos y buscadores de tesoros han buscado sin éxito la respuesta a una de las preguntas más importantes del estudio de la literatura: ¿Qué le ocurrió a la biblioteca de William Shakespeare? A lo largo de este tiempo se han registrado palacios, bibliotecas, cementerios y casi cualquier lugar relacionado con la figura del autor. ¿El resultado? Más incógnitas por resolver.

A este misterio se une el clásico rumor sobre la autoría de las obras de Shakespeare, el cual afirma que fue otro -posiblemente Marlowe-, el que escribió la mayoría de su producción. La ausencia de una biblioteca personal en un escritor de su categoría vendría a reafirmar esta acusación. ¿Dónde deben estar sus diarios? ¿Sus notas? ¿Sus cartas?

El historiador Stuart Kells lleva años obsesionado con la biblioteca de Shakespeare y ha aportado algunas claves que podrían llevar a solucionar este enigma que ha fascinado a cientos de investigadores durante muchísimo tiempo.

Kells ha analizado a fondo la casa de Shakespeare en Stratford-Upon-Avon, donde, según él, habría una habitación cuyo uso no podía ser otro que el de guardar los libros del dramaturgo. Un estudio que le serviría tanto para la consulta como para la escritura de sus obras.

Pero ¿qué sucedió tras su muerte? Lo más probable es que parte de los libros fueran heredados por su hija y el resto de su familia más cercana. Hay que tener en cuenta que los libros de la época eran una de las posesiones más valoradas de una casa.

Pero posiblemente hubo otra persona implicada, el poeta y dramaturgo Ben Jonson, uno de los creadores del famoso Primer Folio de Shakespeare, que contenía todas sus obras y que es una joya de la literatura. Durante la creación de este libro, hubo un incendio en la biblioteca de Jonson, que, casi con toda seguridad, acabó con parte de los papeles originales de Shakespeare.

Pero ¿acaso perdió Jonson todos los libros del autor inglés? Parece improbable. Sin embargo, uno de los primeros investigadores sobre este tema, Samuel Ireland, llegó a la casa de Shakespeare en el siglo XVIII siguiendo el rastro de la biblioteca, que le llevó a una granja cercana, donde se rumoreaba que el granjero tenía decenas de viejos libros almacenados.

Para la consternación de Ireland, el granjero le aseguró que los había utilizado para hacer una hoguera con ellos. Además, le confirmó que muchos de ellos tenían el nombre de Shakespeare en la cubierta. ¿Eran los libros perdidos? ¿O tal vez un montón de legajos sin valor?

Ya desde esa época han aparecido supuestos diarios y cartas de Shakespeare, pero casi todos han acabado por ser simples falsificaciones. Así pues, ¿qué pasó con el material auténtico? Kells afirma que nadie se preocupó de mantener unido el conjunto de la biblioteca debido a que Shakespeare no era un autor tan famoso en su día como lo fue posteriormente.

De hecho, en el siglo XVII la obra del bardo inglés pasó por un proceso de supervivencia harto difícil, ya que los puritanos veían en su obra numerosos elementos censurables. No fue hasta el XVIII que su figura fue rehabilitada. Por lo tanto, sus papeles carecieron de valor como conjunto durante décadas, y el tiempo no perdona a los libros que no se cuidan.

¿Se perdió entonces la librería de Shakespeare y sus obras originales? Es posible que queden algunos papeles todavía por descubrir, pero es casi imposible que aparezca un conjunto notable de libros relacionados con el autor. Casi todo lo que aparece son falsificaciones, pero de vez en cuando surge un legajo original. Quizá, si gente como Kells sigue investigando, se resuelva algún día este interesante misterio.

Vía: ABC

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Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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