Por qué nos gusta tanto Fred Vargas

• La autora francesa ha ganado el Princesa de Asturias de las Letras.
• Sus novelas policíacas son tan peculiares como personales.

La novela negra hace tiempo que abandonó la consideración de literatura de segunda categoría para ser celebrada y aupada a la primera división de la narrativa. Que a una autora como Fred Vargas se le conceda el Premio Princesa de Asturias de las Letras es un signo inequívoco de esta tendencia. Pero Vargas no solo escribe novelas policíacas: su estilo personal a la hora de crear personajes y dibujar diálogos hace de su obra algo único, capaz de generar opiniones muy enfrentadas.

La primera vez que me encontré con la obra de Vargas fue a través de una película, Plaga final, título traducido con nefasta fortuna del original, Huye rápido, vete lejos. En ella aparece el peculiar comisario Adamsberg y algunas de las claves de la obra de Vargas, como son su pasión por la historia y los personajes peculiares.

Tardé poco en hacerme con esa novela, una de las primeras de Adamsberg, y caí rendido ante la facilidad de Vargas para crear personajes con un algo especial. Es difícil de explicar, pero desde los protagonistas a los secundarios, no hay voces accesorias en la narración. Todos son identificables, todos tienen algo que decir; todos son interesantes.

Además de Adamsberg, Vargas creó también a una peculiar pandilla de historiadores, conocidos como Los tres evangelistas, protagonistas de varias novelas en los que la historia, de nuevo, es fundamental. Pero al contrario que otros autores superventas, Vargas usa la historia como una herramienta bien engrasada; no en vano la propia autora es historiadora, y se nota.

Así que tenemos personajes diferentes y un uso magistral de la historia… pero Vargas va más allá. Hay que destacar su dominio de los diálogos. ¿Qué sentido tendría tener personajes tan interesantes si hablaran de cualquier manera? Sí, sus expresiones son imposibles. Es cierto. Pero si entras en el juego de la autora no ves el momento de que Adamsberg discuta con el sabelotodo de Danglard. O de asistir al extraño modelo de pensamiento por el que el comisario llega a sus conclusiones.

Así pues, nos gusta Fred Vargas. Nos gusta su manera de narrar, de inventar, de fabular, de dialogar. Nos gusta la intensidad y la melancolía que es capaz de transmitir, haciéndonos pasar un buen rato sin dejar a un lado la inteligencia y la complicidad con el lector. Sin duda, un Premio Princesa de Asturias muy merecido.

Si estáis interesados en empezar a leer a Fred Vargas, podéis hacerlo a través de la serie de Adamsberg, la más larga, con El hombre de los círculos azules y El hombre del revés. Fluye el Sena también es interesante, ya que es una recopilación de tres novelas cortas. En cuanto a Los tres evangelistas, son solo tres novelas (aunque a veces aparecen en la serie de Adamsberg): Que se levanten los muertos, Más allá a la derecha y Sin hogar ni lugar.