- Si eres un escritor “de mapa” te interesará mucho.
- Se trata de un sencillo sistema de escritura y organización.
Dicen que existen dos tipos de escritores, los de brújula y los de mapa. Los primeros se ponen a escribir con una idea en la cabeza y la van desarrollando a medida que avanzan en el proceso de escritura. Los segundos son conocidos por crear escaletas y notas detalladas sobre la novela que van a escribir. Si eres de estos últimos, te interesa conocer el Método Snowflake (copo de nieve), que organiza a la perfección los primeros pasos en la creación de una novela.
La idea del copo de nieve, o snowflake, viene de la figura fractal que todos conocemos. Partiendo de una figura simple, un triángulo, podemos ir añadiendo nuevos triángulos más pequeños hasta alcanzar un alto nivel de complejidad. Del mismo modo, a partir de unas ideas básicas podemos ir trabajando hasta desarrollar un escenario completo.
Lo primero que hay que hacer es escribir un resumen de tu novela en una sola línea. Atente a lo más importante, a lo esencial. Esto va a definir la historia y servirá como reclamo publicitario antes los editores, tenlo en cuenta. Corto, contundente y sencillo. Luego coge esa frase y estírala hasta un párrafo entero: dónde se desarrolla la historia, los conflictos y el final. Calcula unas cinco frases como mucho. Aquí ya puedes definir los tres actos de tu historia, que se van a convertir, por así decirlo, en los vértices del primer triángulo.
Luego hay que desarrollar los personajes principales: nombre, su papel en la trama, sus motivaciones, objetivos, conflicto interior, epifanía y, por supuesto, su historia dentro de la trama. Seguro que al hacer esto te toca revisar el punto anterior, porque se te van a ocurrir un montón de cosas nuevas. Es normal. También ten en cuenta que todo lo que haces ahora no es inamovible, seguro que tienes que matizar y cambiar elementos más adelante.
Con los personajes hechos, coge el resumen de un párrafo y vuelve a pensar en la historia, escribiendo en esta ocasión una sinopsis de una página entera. Usa cada una de las frases como base para desarrollar un apartado completo. Esto define mucho mejor cada una de las fases de la novela.
No te puedes olvidar de los personajes secundarios, también ocupan una parte importante de la trama y dan fuerza a los detalles. Así que ponte con ellos de la misma manera que has trabajado con los principales, aunque, como es lógico, con algo menos de desarrollo.
Llegados a este punto, volvemos a expandir la trama: usa la sinopsis de una página para escribir un tratamiento de al menos cuatro. Este va a ser el documento fundamental para desarrollar toda la trama de la novela en detalle. Haz lo mismo con los personajes: mete más detalles, piensa cómo son sus relaciones. Anótalo todo y revisa qué has cambiado o qué quieres alterar.
Un paso más: analiza cada acto por separado y planifica las escenas que los componen. Son los puntos por los que la historia tiene que pasar para que todo encaje. Es un trabajo detallista y que puede llevarte unos días. Cada acto se divide en capítulos, cada capítulo en escenas. De nuevo, triángulos que se convierten en triángulos más pequeños.
Finalmente, con todo bien separado y en su sitio, ponte a escribir. Puedes empezar por donde quieras, por el final, por el principio, por ese capítulo que te parece emocionante… da igual, porque tienes la novela planificada al detalle. Eso sí, lo más probable es que no todo funcione como pensabas, ya que no hay previsión que aguante incólume el desarrollo creativo, pero te darás cuenta de que todo el trabajo previo hace que escribas con mayor facilidad.
Todo este proceso del Método Snowflake se puede hacer a mano con libretas, usando un procesador de textos, hojas de cálculo y otras herramientas. Yo recomendaría el uso de programas dedicados a la escritura, a ser posible gratuitos, como por ejemplo Manuskript, que está pensado precisamente para este tipo de métodos.