- El gran personaje de Agatha Christie es una verdadera amalgama.
- Se basa en los primeros grandes detectives de la ficción.
Hércules Poirot es uno de los más grandes investigadores de la novela criminal. Su primera aparición se dio en 1920, en El misterioso caso de Styles, y su carrera se prolongó hasta 1975, cuando salió a la venta su último libro escrito por Christie, Telón. Por el camino, 33 novelas y 50 cuentos, así como numerosas adaptaciones al cine y la televisión. Pero ¿cómo creó Agatha Christie a este peculiar detective belga?
Para entender su nacimiento tenemos que hablar de Marie Belloc Lowndes, una prolífica autora inglesa de novelas de intriga, creadora de un personaje llamado Hercule Popeau, y de Frank Howell Evans, autor de una serie de novelas policiales protagonizadas por un curioso detective belga cuyo nombre era Jules Poiret.
Ambos personajes aparecieron alrededor de 1910 y sirvieron a Christie para conformar un detective completamente nuevo: Hércules Poirot. Hay que tener en cuenta que la autora pasó la I Guerra Mundial en Europa como enfermera, y tuvo contacto con numerosos refugiados belgas, así que la elección de su nacionalidad y su apellido final tenían un origen personal.
El nombre tampoco es casual. En Los trabajos de Hércules, hay una divertida conversación:
—Me estoy imaginando la conversación que sostendrían su madre y la difunta señora Holmes, mientras cosían sus ropitas o hacían calceta: «Aquiles, Hércules, Sherlock, Mycroft…»
Poirot no parecía compartir el buen humor de su amigo.
—Por lo que veo, quiere usted decir que, físicamente, no soy ningún Hércules.
Los ojos del doctor Burton se fijaron en Poirot. Sobre su pulcra y diminuta persona, vestida con pantalones de etiqueta, correcta chaqueta negra y elegante corbata de pajarita. Recorrieron su figura desde los zapatos de charol hasta la cabeza en forma de huevo y el inmenso bigote que adornaba su labio superior.
—Con franqueza, Poirot: no se le parece usted en nada —dijo Burton.
Porque Poirot es un Hércules de la inteligencia, capaz de numerosas proezas -como se aprecia, precisamente en Los trabajos de Hércules-, nacido de una serie de grandes influencias, que ella misma reconoce. Está claro que el pensamiento analítico y detallista viene de Sherlock Holmes, aunque la gran autora inglesa resta el exceso de detallismo de Doyle: Poirot sabe mucho de todo, y punto. No precisa de nada más. Eso sí, mantiene el esquema de detective peculiar con ayuda de un personaje realista. Quizá algún día habría que hablar de esta dualidad que podemos remontar a tiempos de Quijote y Sancho.
Otro gran personaje que influyó a Christie fue August Dupin, la creación de Edgar Allan Poe que sentó las bases del género, pero esto es del todo normal, ya que la influencia de Poe abarcó a varias generaciones. Lo interesante es otra creación mucho menos conocida: el inspector Hanaud, de la Sûreté francesa, y que apareció en 1910 de la mano de A. E. W. Mason. Pese a su gran popularidad a principios de siglo XX, hay por lo menos ocho adaptaciones al cine de sus novelas, hoy en día casi nadie recuerda su nombre.