- Fue una de las figuras claves de la literatura fantástica del siglo XX.
- Escribió tanto fantasía como ciencia ficción.
Si algo podemos decir de la gran Ursula K. Le Guin es que era una auténtica narradora, alguien capaz de crear historias capaces de apelar a nuestro propio interior, al mismo tiempo que se contaba a sí misma. Trató numerosos temas, haciendo hincapié en temas como la desigualdad, la conquista del ego o la necesidad de descubrimiento. En ella, lo maravilloso y lo social se unían a través de narraciones magistralmente contadas y en las que jamás tomaba por tontos a sus lectores.
Hoy vamos a hablar de algunas de sus obras fundamentales y que todo aficionado a la lectura, independientemente de si es aficionado al género fantástico o no, debería leer.
La mano izquierda de la oscuridad
Publicada en 1969, La mano izquierda de la oscuridad gano el Hugo y el Nébula, y es considerada como su primrea gran obra de ciencia ficción. En esta novela, ambientada en el universo del Ekumen, que luego usó en varias ocasiones, se centra en el planeta Gueden, donde sus habitantes son andróginos, una especie humana bisexual que mantiene una posición neutra en cuanto al sexo durante varias semanas, para luego cambiar a macho o hembra, dependiendo de su compañero sexual en ese momento. Ese planteamiento levantó no poca polémica en su momento, aunque la trama principal de la novela vaya por otros derroteros. Una obra necesaria.
Los desposeídos: una utopía ambigua
Escrita en 1974, Los desposeídos le valió a Le Guin un gran éxito, ya que fue galardonada con el Premio Nébula, el Hugo y el Locus. Estamos hablando de una historia de ciencia ficción en la que Le Guin desarrolla una de las primeras historias en las que las ciencias sociales son introducidas con acierto dentro de la anticipación. Dentro del universo Ekumen, se nos muestra una sociedad de tipo anarquista taoísta dentro de un mundo sin recursos frente a otra ultracapitalista, fruto de un planeta sin problemas de materias primas. Filosofía, política y semántica se dan la mano en un libro magistral. Para seguir con la misma línea de estas dos novelas hay que nombrar otro título de ciencia ficción indispensable: El nombre del mundo es bosque.
Un mago de Terramar
El primero de los libros de Terramar fue publicado en 1968, logrando también el Nébula y el Hugo. Supuso la consagración de su autora dentro de la fantasía y el pistoletazo de salida de una de las sagas más celebradas del género, junto con títulos como Las tumbas de Atuan, La costa más lejana, Tehanu o En el otro viento.
Las novelas de Terramar siguen la formación de Gavilán, un aprendiz de mago, y podríamos decir que son literatura juvenil, aunque pueden ser leídas a cualquier edad. De hecho, es posible que títulos como Tehanu den el salto a una narrativa más compleja que genera cierta diferencia con el resto de la serie.
Un mago de Terramar ha sido comparada a obras como El señor de los anillos y supone una influencia manifiesta en títulos más contemporáneos como Harry Potter. Sin embargo, Le Guin muestra un mundo sombrío, de gran belleza, pero también con grandes problemas. De hecho, en las novelas encontramos numerosas peleas, batallas y encuentros épicos con criaturas mágicas, historias y cuentos que resultan maravillosos, pero que en realidad sirven para acompañar al crecimiento de Gavilán y mostrar el mundo en el que vive.
La combinación de magia y realismo, de fantasía y mundo interior de los personajes, así como una gran economía del lenguaje, pese a su preciosismo, es lo que hace de esta serie una de las más originales y necesarias dentro de la literatura fantástica. Un consejo: huid como de la peste de la adaptación que se hizo para televisión. Todos aquellos que crecimos con estos libros no podemos más que estar agradecidos a Ursula K. Le Guin por haberlos escrito.
Fotografía de Farley Santos con licencia CC BY-SA 2.0