- Algunos escritores tenían curiosas costumbres.
- Quizá os funcionen tan bien como a ellos.
Si bien siempre os estamos dando consejos para mejorar vuestra escritura, lo cierto es que al final cada cual acaba por encontrar esos pequeños trucos que sirven para encauzar su creatividad. A veces es algo tan sencillo como escribir todos los días, pero en otras ocasiones quizá nos ayude escribir en la cama o usar fichas troqueladas. Algunos grandes escritores creaban de una manera… peculiar.
Escribir tumbado.
Aunque pueda parecer incómodo, lo cierto es que tumbarse un ratito para escribir ha sido costumbre de autores como Mark Twain, George Orwell, Edith Wharton o Marcel Proust. Teniendo en cuenta que ahora puedes darle a la tecla con una tableta y no con papeles, pluma y tintero, desde luego que lo tienes mucho más fácil. Truman Capote se declaró como un “autor completamente horizontal”.
Escribir de pie.
En claro contraste con los autores horizontales, tenemos a los autores verticales. De pie era una de las posturas favoritas de Ernest Hemingway, Charles Dickens, Lewis Carroll, Philip Roth o Virginia Woolf. Además de ser una manera de inspirarse, lo cierto es que es más sano que pasarse el día tumbado.
Usa un código de colores.
Alejandro Dumas es conocido por su enorme producción, que incluyó la supervisión de numerosos manuscritos contratados a negros literarios. Pues bien, para aclararse en el montón de trabajos que tenía abiertos a la vez, Dumas decidió usar varios colores para diferenciarlos: azul para sus obras de ficción, rosa para el ensayo y amarillo para la poesía.
Colgado boca abajo.
Quizá sea la técnica de escritura más rara usada por un autor superventas, pero Dan Brown lleva muy a gala romper el bloqueo del escritor colgado de los tobillos. Según él, esta posición le relaja y le inspira con sus novelas. También tiene un reloj en el escritorio que suena cada hora para que haga unas sentadillas, algunas flexiones y estiramientos.
Escribir en tarjetas.
Nabokov tenía por costumbre escribir en tarjetas que luego almacenaba en ficheros. De esta manera luego podía reordenar las escenas y la trama de sus novelas con facilidad. Está claro que hoy en día es más fácil de hacer con un ordenador, pero a veces ver las cosas de una manera más real nos hace pensar diferente. Lo mismo se aplica a la hora de tomar notas y trazar escaletas.
Vía: Lifehack