- Hay que potenciar ciertos hábitos para leer más y mejor.
- Hace falta constancia y pasión por la lectura.
Una de las grandes preguntas que siempre nos hacen en Lecturalia es cómo leer más libros. La respuesta no es sencilla, ya que no sólo hay que leer más, sino leer mejor, así que hay que tener en cuenta muchos factores. No todo el mundo dispone del mismo tiempo para leer, ni tiene acceso a los mismos libros o puede abstraerse del mundo con facilidad para concentrarse. Por eso hoy os vamos a dar unos sencillos consejos para conseguir un hábito lector más eficiente.
Calcula lo que puedes leer al día.
Puedes mirar sin problemas cuál es tu velocidad de lectura. Con llegar a 300-350 palabras por minuto y dedicarle apenas 20 minutos al día a un libro, podrías terminar una novela mediana en apenas 10 días. En cualquier caso, si lees un poco más lento, da igual. Con esos 20 minutos o media hora antes de ir a dormir, puedes coger un ritmo que te permita leer más de 30 libros al año. Una ayuda tecnológica: si tienes copias electrónicas del libro que estás leyendo, ponlas en tus viejos dispositivos (tabletas, teléfonos viejos) y déjalos por casa o por donde suelas moverte. Nunca está de más tener una copia a mano.
Escoger es importante.
Se publican miles de títulos todos los años y no es fácil escoger tu próxima lectura. Además de las recomendaciones que puedes leer en webs y revistas especializadas, junto con tus gustos definidos, ten en cuenta siempre la opinión de tus amigos y de los libreros. Hay que saber elegir los libros que lees, ya que los que cogemos sin ganas nos cuestan más de leer y acaban por convertirse en una mala digestión para el cerebro.
Saber cuál es nuestro objetivo a la hora de leer.
Existen varios tipos de lectura: La elemental, la inspectora, la analítica y sinóptica. Si estamos leyendo libros de ensayo técnico o de negocios, usaremos las dos del medio, es decir, iremos leyendo desmenuzando la información para obtener el máximo de lo que ofrece el libro. La analítica tiene el objetivo de clasificar las ideas para entender la estructura de los argumentos para luego aceptar o rechazar las tesis que plantea. Estas dos maneras son las ideales si estás leyendo por trabajo o estudio. La elemental no nos pide nada más que disfrutar y la sinóptica nos lleva a la lectura comparada de varios libros sobre un mismo tema, para construir un pensamiento propio sobre él.
Recuerda lo que lees.
Es importante que al terminar la lectura tengamos en cuenta qué hemos leído. Hay gente que lee mucho y muy deprisa, pero que luego, a los pocos meses, ya no se acuerda de nada. Tomar notas es un hábito muy saludable que nos servirá para recordar no sólo si nos gustó una lectura, sino lo que aprendimos o disfrutamos especialmente. Yo apuesto por apuntar aparte, pero el arte de la marginalia, el escribir en los márgenes, es una sorpresa en cada relectura. No esperes a terminar el libro, toma notas cada varios capítulos durante el proceso de lectura.
Vía: Quartz