- Pocos libros han despertado la imaginación como esta recopilación de relatos.
- Su composición fue haciéndose más grande a lo largo de los siglos.
No existen muchos libros tan famosos y mágicos como Las mil y una noches. Esta colección de relatos orientales se configuró a partir de la recopilación de numerosas leyendas y cuentos que corrían por los territorios de la antigua Persia, con historias que bebían de tradiciones árabes, judías, turcas e indias. Su origen, tal y como lo conocemos hoy en día, sería el Hazâr afsâna, un libro persa escrito por Abu Abd-Allah Muhammad el-Gahshigar a mediados del siglo IX.
De ahí, este libro, cuyo título traducido sería Mil leyendas, fue agrandando tanto su leyenda como su contenido. Tuvo una serie de versiones hasta llegar a Mil noches y una noche, que, en el siglo XIV, incorporó un hilo conductor para dar sentido a tantas historias: Scheherezade.
La idea de una narradora que tuviera que contar un cuento cada noche es un relato más en sí mismo, pero que da un nuevo interés a las historias. ¿Será capaz de contar un cuento a la noche siguiente o sufrirá la ira de su amo? Se puede decir que este libro era ya de una gran influencia en todo Oriente cuando fue descubierto por los viajeros y traductores occidentales.
De hecho, Las mil y una noches es la culpable de una visión un tanto fantástica e idealizada de Oriente, debido a sus historias cargadas de lujo, aventuras, erotismo y seres míticos. Los europeos del siglo XIX se enamoraron inmediatamente de estos cuentos y los incorporaron a su canon de inmediato.
Hay que decir que la primera traducción al francés fue en el siglo XVIII, pero parece que el traductor introdujo unos cuantos relatos populares que pensó que encajarían a la perfección en el libro. Al final, resultaron casi los más famosos: Alí Babá y los 40 ladrones y Las aventuras de Simbad.
Esta edición, sin embargo, suprimió todo el erotismo y sensualidad de los cuentos originales, que no se conoció en Europa hasta la traducción de Francis Burton, que no sufrió ningún tipo de expurgo y que se convirtió en un éxito de ventas sin precedentes.
En cuanto al castellano, hay que destacar el trabajo pionero de Vicente Blasco Ibáñez al traducir, eso sí, del francés, Las mil y una noches en una edición sin censura y mucho más legible que las antiguas traducciones. Hoy en día es recomendable acudir a las traducciones de Rafael Cansinos, aunque quizá sea más fácil de encontrar publicada por Atalanta en 2014.
Las mil y una noches