- Es un divertido juego inventado durante el movimiento surrealista.
- Potencia la vena lúdica y grupal de la literatura.
La idea del cadáver exquisito tiene varias formas, desde quizá la más conocida, que se suele hacer con dibujos, hasta la literaria. Su idea original es la misma: una persona coge un trozo de papel y comienza a escribir (o dibujar). Cuando termina, dobla la hoja para que el siguiente participante sólo pueda ver la última línea (o trazos del dibujo). A partir de esa base, tiene que seguir escribiendo, repitiendo el proceso tantas veces como gente esté jugando. El resultado de los cadáveres exquisitos es siempre divertido y sorprendente.
Su origen no está del todo claro, aunque lo que sí es cierto es que fueron los primeros surrealistas los que lo pusieron de moda allá por 1925. Se dice que es la evolución de un juego popular llamado Consecuencias. Este divertimento era parecido, pero mucho más cerrado, ya que consistía en una serie de elementos fijos que rellenar.
En Consecuencias se contaba una historia cerrada, por ejemplo, la de un encuentro entre un hombre y una mujer, y cada participante aportaba una parte: los nombres de la pareja, un adjetivo para cada uno, en qué lugar se encuentran, lo que se dicen el uno al otro y lo que el resto de la gente piensa de la situación.
El cadáver exquisito va más allá, ya que no existen límites creativos a lo que se quiere contar, aunque es cierto que se puede regular el número de palabras o que se tenga que usar un número de adjetivos determinado. Pero lo cierto es que siempre se buscó una experiencia rápida, espontánea y lo más subconsciente posible.
¿Y el nombre? Como no podía ser de otra forma, nació de la propia experiencia surrealista. Al parecer, la primera vez que se reunieron para jugar llegaron a una frase muy especial: El cadáver exquisito beberá el vino nuevo. Les gustó tanto que decidieron llamar de esta manera a su nuevo juguete lingüístico.
Existen otros nombres para este juego, ya que Neruda y Lorca experimentaron también con los poemas exquisitos, aplicados a la poesía; lo llamaron poemas al alimón, una manera especial de creación que nos confirmó que de lo absurdo también se puede conseguir cierta belleza.
¿Y vosotros? ¿Os animáis con un cadáver exquisito? Sólo hace falta una hoja de papel y un lápiz. Os esperamos, como siempre, en los comentarios.