- No había manera de que terminara un libro a tiempo.
- Se encerró durante seis meses para evitar distracciones.
A principios del siglo XIX, Víctor Hugo ya había publicado algunas novelas y relatos, como Bug-Jargal o Han de Islandia, además de algunos libros de poesía. Su nombre sonaba como una de las grandes promesas literarias de su época y ya mostraba un cierto interés por asuntos culturales y sociales. Una de sus grandes obsesiones era la conservación del patrimonio arquitectónico de París, tema sobre el que escribió un ensayo dedicado a los edificios medievales de la ciudad. Junto a este ensayo, Hugo firmo un contrato para escribir Nuestra señora de París… pero pasaron los meses y de su pluma no había salido ni una letra.
Casi un año después de la fecha límite, en otoño de 1830, el editor de Hugo le dio un ultimátum: la novela tenía que estar terminada en febrero del año siguiente. Sólo tenía seis meses para escribirla, todo un reto que el joven escritor recibió con cierta inquietud. ¿Cómo iba a conseguir escribir tan deprisa? ¡Su vida estaba llena de distracciones!
La solución de Víctor Hugo para terminar a tiempo Nuestra señora de París (también conocida como El jorobado de Notre Dame) ha pasado a los libros de historia. Para empezar, mandó que le hicieran un largo chal de color gris que le tapaba hasta los tobillos. Acto seguido, mandó que se llevaran el resto de la ropa que tenía en casa, de tal modo que sólo podía vestir esa prenda. ¿Su intención? Que la vergüenza por su atípico atuendo le impidiera bajar a los cafés parisinos, donde era un habitual.
Así pues, Hugo compró una botella de tinta y se encerró en casa durante casi seis meses, durante los cuales trabajó sin parar en El jorobado de Notre Dame. De hecho, incluso consideró llamar Lo que salió de una botella de tinta al texto que estaba escribiendo, pero al final primó la practicidad y le puso el título que todos conocemos hoy en día.
Sin duda, esta fue una de las mayores excentricidades de Hugo a lo largo de su carrera como escritor, una trayectoria que dio un salto hacia delante precisamente por el éxito incontestable, tanto a nivel nacional como internacional, de Nuestra señora de París.
Victor Hugo
Nuestra Señora de París