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¿Te cuesta escribir? No eres el único

AutorAlfredo Álamo el 13 de julio de 2017 en Divulgación
  • Grandes autores relatan problemas al narrar.
  • No siempre es fácil enfrentarse a la página en blanco.

Bloc de notas en blanco con bolas de papel arrugadas.

Una de las cosas que siempre me ha asombrado cuando estoy hablando con otros autores, es la facilidad que tienen algunos para escribir páginas y páginas todos los días. Pese a ponerme una rutina constante, para mí supone un esfuerzo notable sacar 500 o 1000 palabras del tirón, siempre con la idea en la cabeza de que no estoy logrando el resultado que quería conseguir. A veces, sin más, lo borro todo y vuelvo a empezar. Si a ti también te pasa, no te preocupes, a muchos grandes autores la idea de ponerse a escribir a veces les resultaba traumática.

No hay nada peor que tener una idea en la cabeza y no poder darle la forma que queremos, ¿verdad? Si vamos a los papeles de Franz Kafka, por ejemplo, nos encontraremos con anotaciones que demuestran que el genio y la duda van muchas veces de la mano. Por ejemplo:

29 de enero. Otra vez he intentado escribir, virtualmente inútil. Los últimos dos días me fui pronto a la cama, sobre las diez en punto, algo que no había hecho desde hacía mucho tiempo. Me sentí libre durante el día, satisfacción parcial, algo más útil en la oficina, pude hablar con la gente.

11 de marzo. Cómo pasa el tiempo, otros diez días y no he conseguido nada. No sale nada. Una página aquí y allá parece buena, pero no puedo mantener el ritmo. Al día siguiente estoy destrozado.

No, Kafka no era un buen ejemplo a la hora de buscar un buen ejemplo positivo a la hora de escribir. Otra autora que también sufría cada línea era Sylvia Plath.

El fantasma de una novela nonata es como una cabeza de Medusa. Me vienen a la mente personajes ingeniosos o sencillos secundarios. Pero no tengo ni idea de cómo empezar. Debería, pues, sencillamente comenzar a escribir. Estoy casi segura de que debería escribir un buen poemario al día -pero eso no tiene sentido-, me vuelvo loca cuando paso un día escribiendo doce malas líneas, como hice ayer.

Flaubert, al que nadie puede acusar exactamente de no ser un autor prolífico, también tenía sus problemas a la hora de ponerse a trabajar.

Estás solo y triste ahí abajo, y yo estoy igual aquí. ¿De dónde vienen estos ataques de melancolía que me atrapan de vez en cuando? Se alzan como la marea, me siento ahogado, creo que me ahogo y tengo que escapar. Yazgo postrado. No hago nada y la marea pasa.

Mi novela está yendo muy mal por el momento. Además de las muertes de las que me he enterado; de Cormenin (un amigo durante más de 25 años), de Gavarni, y el resto, pero eso pasará. No sabes lo que es pasar un día entero con tu cabeza entre las manos tratando de exprimir tu desafortunado cerebro para encontrar una palabra. Las ideas te vienen con facilidad, incesantes, como un río. Para mí son un fino hilo de agua. Me cuesta un gran trabajo artístico antes de obtener una catarata. ¡Ah! Desde luego, conozco LAS AGONÍAS DEL ESTILO.

Así que ya sabéis. Si cuando os ponéis a escribir no os salen las palabras, o las ideas se muestran esquivas, no estáis solos. Cientos de otros autores han pasado por lo mismo que vosotros, incluyendo algunos que se han ganado un lugar de honor dentro de la historia de la literatura.

Vía: Lithub

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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