- Se cumplen 20 años de su lanzamiento.
- Pocos libros han logrado un impacto similar.
Desde luego, cuando J. K. Rowling por fin logró colocar su primera novela de Harry Potter, nadie podía imaginar el alcance de su obra. Ahora, 20 años después, podemos empezar a hacer las primeras valoraciones sobre qué ha significado esta serie de libros, la más vendida de la historia, y que se ha infiltrado poco a poco dentro de la cultura popular de casi todo el mundo, mucho más que otras grandes obras de la literatura.
Quizá el punto de ruptura fue la publicación en Estados Unidos de Harry Potter, ya que en Inglaterra sólo había funcionado bien, sin demasiados excesos. Todavía no era un fenómeno global, pero la salida a la venta del segundo libro supuso algo diferente. Recuerdo que en aquel entonces yo vivía en Londres y no entendía qué hacía toda esa gente haciendo cola a las puertas de una librería en Charing Cross. Más tarde, tampoco entendía qué hacían esas pilas de libros infantiles al lado de las cajas de los supermercados.
Era Harry Potter. Solo que entonces yo ni siquiera lo conocía. Tampoco tardé mucho, me encanta la literatura fantástica y no le hago ascos a la juvenil, pero de entrada me fascinó que hubiera gente haciendo cola para comprar un libro. ¡Y que se vendiera a granel en los supermercados! El mundo editorial ha cambiado mucho en los últimos 20 años y hoy no lo vemos tan raro. Pero entonces sí que lo era. Y mucho.
Con el éxito a nivel mundial tuvimos, por primera vez en décadas, una moda literaria que animaba a los niños a leer. Querían leer Harry Potter. Querían hablar de Harry Potter. Querían formar parte de su historia. Rowling logró con sus libros criar a varias generaciones de adolescentes que compartían un lenguaje propio nacido de los libros. Además, la industria editorial se fijó en el enorme potencial que esperaba ahí, entre los más jóvenes. La revolución de la literatura juvenil estaba servida.
La adaptación de los libros supuso un nuevo escopetazo, justo lo que le faltaba para infiltrarse del todo dentro de la cultura popular. Hoy en día, sus referencias son casi universales y podemos encontrar a mucha gente que sepa lo que es un muggle o lo malvado que era Voldemort.
Es posible que un fenómeno del mismo calado tarde mucho en repetirse, ya que los éxitos posteriores de gran audiencia en lo juvenil, como por ejemplo Crepúsculo, son series que han aprovechado ese caldo de cultivo creado por Rowling, de lectores en busca de más libros con los que no sólo leer, sino también socializar entre ellos de una manera sencilla y natural.
Hace 20 años que Rowling cambió el mundo gracias a una serie de libros capaz de unir a gente de todos los países -excepto en los que está prohibido por fomentar la brujería- y hacerles hablar un lenguaje común. Reformuló el éxito de creadores clásicos como Dickens, capaces de arrastrar multitudes, adaptándolo a la actualidad, con todas las dificultades que eso entraña en tiempos de la virtualidad.
Sí, han pasado 20 años. Los niños siguen despertando a la lectura con Harry Potter, como el primer día. Pronto los hijos de los que se criaron con las aventuras de Harry, Ron y Hermione se convertirán en la segunda generación. Habrá que ver qué sucede con ellos.
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(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.