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¿Has terminado una novela? Escribe un ensayo

AutorAlfredo Álamo el 8 de junio de 2017 en Divulgación
  • Después de más de un año trabajando una idea, hay mucho de lo que hablar.
  • No desperdicies toda esa documentación.

Ordenador, libro de notas y café.

Lo más normal es que si te has tomado muy en serio la escritura de una novela, lleves más de un año -o dos, o tres- dándole vueltas a una idea concreta. Eso te habrá llevado por complicados caminos, por horas y horas de trabajo, puliendo, buscando, definiendo; seguro que al final, cuando el libro está terminado, enviado al editor o guardado en un cajón, tienes un bajón. Toda esa energía, toda esa obsesión, desaparece y te sientes algo vacío. Pero, ¿por qué no hacer algo más con todo ese trabajo?

Si todavía no estás preparado para dejar marchar ese mundo en el que has estado viviendo, mi consejo es que aproveches el trabajo de documentación, la labor de encontrar personajes, historias, así como la elaboración de ideas o incluso filosofías, para escribir un ensayo. Si has estado trabajando con una novela histórica, puedes aprovechar para escribir unas cuantas páginas sobre el momento concreto en el que se desarrolla tu obra, por poner un ejemplo. La parte real, por así decirlo, del libro. Esa trastienda que todo lector quiere visitar.

Puede ser un ensayo largo, pero puede quedarse en un buen artículo largo. Uno que luego puedas utilizar para la propia promoción del libro. Un extra para regalar a tus lectores o bien una manera de llegar a los medios de comunicación en busca de contenido original. Como siempre, cuanto más azúcar, más dulce, sobre todo a la hora de darte a conocer.

Esto no tiene que estar limitado a la novela histórica, por supuesto, pero además ten en cuenta que puedes escribir sobre los propios problemas y dilemas que te han surgido a la hora de trabajar. En una novela negra, hablar sobre la dificultad de entrar en la corrupción de altos cargos sin señalar personajes reales directamente, o bien en una romántica, sobre la construcción de personajes que no caigan en estereotipos sangrantes.

Si escribes terror o fantasía, puedes hablar sobre la esencia de la creación más abstracta, de la maravilla y el horror y de cómo se puede llegar a los lectores a través de ella. Además, claro, de meter los elementos que hayas desarrollado. En el caso de la ciencia ficción, tienes la oportunidad de desgranar los elementos científicos que no hayas explicado en la narración.

Existen muchas maneras de aprovechar el trabajo invertido en una novela, poniéndole un colofón que te ayude a pasar el mono del universo que tenías en la cabeza. Además, sirve como promoción, por lo que es una manera genial de complementar el lanzamiento de un libro.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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