- El Premio Nobel de Economía reconoce la influencia de Asimov.
- La psicohistoria le pareció una idea sensacional.
La ciencia ficción es uno de los géneros de la literatura que más ha influido en el pensamiento de ingenieros y diseñadores a lo largo de la historia. Sin embargo, dentro del campo de las ciencias sociales, no suele haber un reconocimiento explícito a este tipo de influencias, por lo que las declaraciones de Paul Krugman sobre la importancia de la obra de Isaac Asimov en su vida son muy interesantes; después de todo, recibió el Premio Nobel de Economía en 2008.
Krugman, sin embargo, y como muchos otros académicos, trata de darle un poco más de lustre -como si le hiciera falta- a los libros de la Fundación diciendo que no son exactamente ciencia ficción, ya que hablan de una sociedad completa y su evolución, más que sólo de cacharros y aventuras. Claro, lo que Krugman quiere decir es que es buena ciencia ficción. Pero dejando eso a un lado, hay mucho más.
Lo primero es que le encantó la idea de Asimov para hacer un símil de varios periodos históricos de la humanidad, reflejados en la línea que traza en Fundación. El Imperio Galáctico es Roma, Trantor pasa a ser el Manhattan del New Deal en 1940… todo hasta llegar al último estadio de la sociedad estadounidense en pleno auge del capitalismo.
A través de toda esta evolución, a Krugman le interesó cuando era joven la idea de la psicohistoria, una serie de modelos matemáticos y sociales con los que el Imperio Galáctico descubre su futuro y lo que llegará más tarde, por lo que se ponen en marcha una serie de fuerzas para dirigir los acontecimientos que iban a llegar.
Como casi todas las historias de Asimov, en Fundación encontramos un fuerte componente didáctico, con interesantes personajes, pero con poca acción. Los libros de la Fundación están construidos alrededor del gran plan en movimiento y pensando siempre a largo plazo. ¿Con qué objetivo? Una democracia… que no parece muy plausible, con un auge de la clase media… que nunca acaba por aparecer… con un gobierno oligarca que acaba en medio de una gran corrupción… ¿Os suena algo de todo esto?
Lo único que parece capaz de parar la profecía de la psicohistoria es El Mulo, un personaje diferente, un mutante capaz de hacer cambiar la historia. No sé si Krugman se identifica, aunque sea un poco, con el Mulo, pero lo cierto es que comparte cierta voluntad asimoviana por entender el futuro que nos espera a través de las ciencias sociales, haciendo predicciones sobre macroeconomía a través de modelos… que no siempre funcionan como se espera.
Estamos lejos de lograr una psicohistoria como la de las novelas de Asimov, pero hoy en día hay muchos académicos de diferentes campos tratando de integrar sus conocimientos para ver hacia dónde nos dirigimos. Krugman dice que se siente como si fueran los primeros días en los que Hari Seldon inició esa disciplina, aunque todavía quede muchísimo por definir.
Lo principal, según Krugman, es entender cómo funciona nuestra sociedad a la perfección antes de pretender mejorar el camino hacia su futuro. Un trabajo ideado por Isaac Asimov hace 50 años y que sigue siendo una propuesta que sólo unos pocos pueden llevar a cabo.
Vía: The Guardian