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China pretende prohibir cientos de cuentos infantiles

AutorAlfredo Álamo el 17 de marzo de 2017 en Noticias
  • Desean evitar una supuesta contaminación cultural.
  • Del Osito Winny de Puh a relatos de Roald Dahl.

Taza de té con Winny de Puh

Si bien China se siente muy cómoda con su doble sistema económico, en el que mezcla con alegría la presión del estado totalitario derivado del maoísmo con la explotación liberal del capitalismo más desatado, por lo visto no quieren que las nuevas generaciones crezcan con extrañas ideas en la cabeza provenientes no sólo de Occidente, sino también de otros países de su entorno como Corea del Sur o Japón. La censura es una herramienta habitual en el gobierno chino, que ahora quieren aplicar también a libros infantiles.

El primero de los títulos que ha llamado la atención para ser desalojado de las estanterías chinas es Winny de Puh (Winnie the Pooh). La razón por la que este osito adicto a la miel junto con Piglet, Tigre y Conejo en el Bosque de los Cien Acres, no es del agrado de los censores chinos, se nos escapa.

Pero todavía hay más. Otra de las prohibiciones para los más pequeños es Peppa Pig, aunque quizá esta censura venga derivada de tener que haber visto treinta veces el mismo episodio de la cerdita. Hablando más en serio, la lista crece hasta alcanzar, por ejemplo, la mayoría de relatos infantiles de Roald Dahl. Lo de Dahl quizá es más comprensible, ya que sus relatos animan a pensar, salir a la calle y actuar de manera extraña. Algo que, comprensiblemente, los oligarcas chinos no quieren que suceda.

Los editores chinos no están muy de acuerdo. Creen que una prohibición de tal calibre a estas alturas no es posible, y, además, no ven qué beneficio real puede aportar al país comenzar a prohibir más obras literarias. De hecho, es posible que se aplique una censura por país de origen, dejando fuera a los más cercanos, quizá más compatibles culturalmente.

Otra de las justificaciones que se están dando de manera oficial es que los libros infantiles chinos tienen una gran carga ética y moral, mientras que los occidentales son solo atractivos de manera estética y visual, contando historias carentes de sentido y significado.

La censura en China es un problema grave que se ha ido incrementando desde que el actual líder del país, Xi Jinping, subió al poder en 2012. El Partido Comunista Chino no parece muy dispuesto a que arraigue la discrepancia entre sus ciudadanos, de ahí que también esté experimentando con sistemas de control a través de redes sociales. Suponemos que hablar de estos libros quitará bastantes puntos a los ojos de su particular Gran Hermano.

Vía: Newsweek

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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